“Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. Como a
sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo. La copa de bendición que
bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no
es la comunión del cuerpo de Cristo?
Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues
todos participamos de aquel mismo pan. Mirad a Israel según la carne; los que
comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar? ¿Qué digo, pues? ¿Que
el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos? Antes digo
que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios;
y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. No podéis beber
la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa
del Señor, y de la mesa de los demonios. ¿O provocaremos a celos al Señor?
¿Somos más fuertes que él?”.
1 Corintios 10:14-22
INTRODUCCIÓN
El apóstol Pablo aterriza con el
tema de la idolatría en estos versículos ordenándoles a sus lectores con un
tono amoroso el huir de la idolatría: Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. La
advertencia va dirigida a los fuertes en la fe los cuales no estaban siendo
prudentes en cuanto a la libertad que habían obtenido en Cristo Jesús y estaban
llegando al extremo de sentarse en las mesas de los templos paganos a comer la
carne sacrificada a los ídolos, y sin darse cuenta se estaban contaminando con
las festividades idolátricas que allí se realizaban. Por ello Pablo les invita
a reconsiderar los que les dice presentándoles tres argumentos que los llevara
a concluir del error en el cual están cayendo: Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo
que digo.
No podemos tener Comunión con Dios y los demonios |
LOS QUE PARTICIPAN DE LA CENA DEL SEÑOR SE HACEN PARTICIPES DE SU COMUNIÓN
“La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión
de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de
Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues
todos participamos de aquel mismo pan”.
1 Corintios 10:16-17
Antes de decir cualquier otra cosa el apóstol quiere
ejemplificarles la comunión que los creyentes estableces por medio de la cena
del Señor. La cena del Señor junto con el bautismo es una de las ordenanzas que
Jesús estableció para que su iglesia la cumpliese y en ella intervienen dos
elementos importantes: La copa del vino que representa la sangre de Cristo que
se derramo por nuestros pecados: La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la
sangre de Cristo?, y el partimiento del pan que representa el cuerpo
de Cristo: El pan
que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? esta santa y
solemne ceremonia no solo tiene como objetivo recordar los padecimientos de
Cristo sino que también unir en comunión a todos los creyentes razón por la cual
Pablo utiliza dos veces la palabra koinoinia
(κοινωνία) para referirse a ella. Esta comunión es tal que al
participar de ella, aun siendo muchos nos hacemos un solo cuerpo en Cristo
Jesús: Siendo uno
solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos
de aquel mismo pan. Por tanto, participar de la cena del Señor
implica tener comunión con Dios.
ISRAEL AL PARTICIPAR DEL FESTÍN PAGANO SE HICIERON PARTICIPES DE LA COMUNIÓN CON LOS DEMONIOS
“Israel
según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar?
¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a
los ídolos? Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo
sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los
demonios”.
1
Corintios 10:18-20
Ahora bien, tenemos claro que los que participan de la
cena del Señor tienen comunión con Dios y les une en un solo cuerpo, el cuerpo
de Cristo, esto significa que lo mismo ocurre con los paganos que sacrifican a
los ídolos. Pablo vuelve a recordar la historia de Israel en el desierto,
específicamente cuando decidieron adorar el becerro de oro en el monte Sinaí
(Éxodo 32:1-6). La referencia Israel según la carne se enfoca en los israelitas
de descendencia terrenal que pecaron comiendo de lo sacrificado a los ídolos y
por tanto se hicieron participes de la comunión de estos ídolos: ¿no son partícipes
del altar? Obviamente ya Pablo dijo que un ídolo no es nada ya que
solo es la obra de un hombre que no tiene vida en sí; sin embargo, también
quiere dejar claro que detrás de esa obra de madera, hiero o piedra existe un
culto pagano donde los demonios tienen una poderosa influencia sobre sus
participantes: ¿Qué
digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los
ídolos? Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo
sacrifican. En su cantico en el desierto, Moisés recuerda esta obra
abominable donde los israelitas adoraron a los ídolos, comieron de lo
sacrificado a ellos haciéndose participes de la mesa de los demonios: “Pero engordó
Jesurún, y tiró coces (engordaste, te cubriste de grasa); entonces abandonó al
Dios que lo hizo, y menospreció la Roca de su salvación. Le despertaron a celos
con los dioses ajenos; lo provocaron a ira con abominaciones. Sacrificaron a
los demonios, y no a Dios; a dioses que no habían conocido, a nuevos dioses
venidos de cerca, que no habían temido vuestros padres. De la Roca que te creó
te olvidaste; te has olvidado de Dios tu creador”, (Deuteronomio
32:15-18). Posiblemente este es el pasaje de donde Pablo se apoya para
enseñarles a los corintios que detrás de esos ídolos hay demonios que reclaman
la adoración para ellos y que todo aquel que se sienta a la mesa a comer de lo
sacrificado a ellos se hacen participes de los demonios.
NO PODEMOS TENER COMUNIÓN CON CRISTO Y CON LOS DEMONIOS
“No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los
demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los
demonios. ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él?”.
1 Corintios 10:21-22
Las palabras son concluyentes.
Definitivamente no se puede tener comunión con Cristo y con los demonios al
mismo tiempo, eso significa que es incorrecto el participar de las festividades
paganas ya que detrás de los ídolos se encuentran demonios. El hacerlo implica
provocar a celos a Dios ya que nuestra alma se contamina con las actividades
paganas que no honran el nombre de nuestro Señor aparte de que nos exponemos a
caer en su maligna influencia que nos puede hacer tropezar de la fe.
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