“y dijo: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y
semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del
cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre
todos los reptiles que se arrastran por el suelo.» Y Dios creó al ser
humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó, y los bendijo con estas palabras: «Sean
fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces
del mar y a las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el
suelo.»”
Génesis 1:26-28 (NVI)
INTRODUCCIÓN
En
el relato del primer capítulo del Génesis encontramos la creación del universo
siendo el sello de la perfección el hombre. Dios creó los cielos y la tierra y
todo lo que en ella habita junto con el sol, la luna y todas las constelaciones
en seis días, luego en el sexto día decidió crear al ser humana. Contrario al
resto de su creación; Dios no crea al hombre por medio de su palabra, sino que
con sus manos le dio forma del polvo y sopló en él aliento de vida diciendo: “Hagamos al ser humano
a nuestra imagen y semejanza”. Esto nos enseña que para el Señor la
creación del hombre fue un evento especial. “Dios hizo al hombre como corona de la creación. El hecho
de que los miembros de la Trinidad hablaron entre sí (Génesis 1:26), indica que
este fue el acto transcendental y la consumación de la obra creadora”.[1] El hecho de ser creados a su
imagen y semejanza nos indica que el ser humano fue provisto de las características
espirituales, éticas y morales que lo capacitaban para mantener una comunión
perfecta con su creador. También encontramos que al hombre Dios le dio la
autoridad de: Que
tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo; sobre los
animales domésticos, sobre los animales salvajes, y sobre todos los reptiles
que se arrastran por el suelo. La palabra dominio proviene del
hebreo radá (רָדָה) que significa dirigir, mandar,
sojuzgar, señorear o tener dominio lo cual
nos enseña que al hombre se le dio la responsabilidad de gobernar sobre
toda la tierra y sus criaturas. “La humanidad está para reinar como Dios lo haría (sabia
y prudentemente) sobre toda su creación (peces, aves, ganado y otras cosas).[2]
Introducción al Liderazgo Cristiano |
Esta verdad nos muestra que Dios
creó al ser humano para liderar sobre toda su creación. Su liderazgo consistía
en cuidar de la condición física, mental y espiritual de su familia,
multiplicarse y llenar la tierra, administrar sabiamente la tierra todo lo que ella produce y a los animales (Sean fructíferos y
multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a
las aves del cielo, y a todos los reptiles que se arrastran por el suelo);
sin embargo el primer hombre fracaso en su misión original.
EL PRIMER LÍDER FALLA EN SU MISIÓN
“Y dijo Jehová Dios: He
aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues,
que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva
para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra
de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de
Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para
guardar el camino del árbol de la vida”.
Génesis 3:22-24(RV60)
Adán el primer líder |
Adán
se convirtió en el primer líder cuando Dios le delego el gobernar toda su
creación y cuidar de su familia manteniendo la comunión con Él, y
esto incluía no comer de la fruta que les había prohibido. La comunión que
tanto Adán como su familia debían mantener con Dios se rompió cuando
desobedecieron el mandato de no comer del fruto del árbol de la ciencia del
bien y el mal.
“Y vio la mujer que el
árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable
para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su
marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de
ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y
se hicieron delantales”.
Génesis 3:6-7(RV60)
Cuando hubieron fallado Adán
evadió su responsabilidad al echarle la culpa a la mujer y no hacerse
responsable de sus errores (“Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del
árbol, y yo comí”, Génesis 3:12, RV60). “El liderazgo no es algo complejo,
solamente se requiere de disposición de ser responsable. Tristemente, muchos
líderes espirituales continúan duplicando el error de Adán al evadir su
responsabilidad en sus hogares, sus comunidades, su empleo o iglesia”.[3] Como
consecuencia fueron echados del Edén y el pecado entro a la humanidad dañando
la imagen de Dios en el hombre y rompiendo la comunión entre ellos.
“Por tanto, como el
pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la
muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.
Romanos 5:12(RV60)
EL PLAN DE DIOS PARA RESTAURAR A LA HUMANIDAD A TRAVÉS DEL LIDERAZGO
Aunque
Adán fracaso es su misión original Dios no abandonó al hombre. La promesa de
restaurar al hombre de su pecado se dio en el huerto del Edén: “Y pondré enemistad
entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en
la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”, Génesis 3:15 (RV60). Adán había fracasado como el
líder de toda la creación, la mujer había sido engañada; pero sería a través de
ella que vendría la salvación para el ser humano. La promesa de Génesis nos
habla acerca de la simiente de la mujer la cual heriría a la serpiente en su
cabeza. La palabra simiente proviene del hebreo zéra (זֶרַע) que significa
semilla, descendencia, generación o prole; lo cual nos dice que sería un
descendiente de la mujer que derrotaría a la serpiente. Realmente fue Satanás quien
engaño a la mujer a través de la serpiente, por tanto la derrota final seria
sobre Satanás mismo. El Señor levantaría un hombre el
cual tendría la misión de derrotar a Satanás y traer la libertad de la
humanidad del pecado. De los tres hijos de Eva que la Biblia registra, Abel fue
asesinado por su hermano Caín, este último recibió una maldición por su crimen,
por lo que la simiente de la mujer que aplastaría la cabeza de la serpiente vendría
de la descendencia de Set (“También Set tuvo un hijo, a quien llamó Enós. Desde entonces
se comenzó a invocar el nombre del SEÑOR”, Génesis 4:26, NVI). Lamentablemente
dicha descendencia se pervirtió al unirse con la descendencia de Caín.
“Aconteció que cuando
comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra y les nacieron
hijas, al ver los hijos de Dios que las
hijas de los hombres eran hermosas tomaron para sí mujeres, escogiendo entre
todas. Entonces dijo Jehová: «No contenderá mi espíritu con el hombre para
siempre, porque ciertamente él es carne;
pero vivirá ciento veinte años»”.
Génesis 6:1-3 (RV95)
Fue por esta unión de descendencias que la nueva
generación se desvió de los caminos de Dios y se pervirtió en el pecado. Debido
a esto el Señor decidió terminar con la maldad del hombre por medio de un
diluvio universal, pero fue a través de Noé, descendiente de Set, que Dios
preservo a la humanidad. A Noé se le ordeno construir un arca donde se
salvarían no solo la familia de Noé sino también una pareja de cada animal. Noé
anuncio a los hombres por 120 años que se arrepintieran y entraran al arca pero
todos se negaron y como consecuencia todos los seres humanos murieron.
“Por la fe Noé, cuando
fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó
el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho
heredero de la justicia que viene por la fe”.
Hebreos 11:7 (RV60)
“Y si no perdonó al
mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete
personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos”.
2 Pedro 2:5 (RV60)
Después del diluvio la humanidad comenzó solamente
con 8 personas, Noé, sus tres hijos, Sem, Jafet y Cam; y las esposas de éstos.
Cuando termino el diluvio el Señor les da su bendición y su responsabilidad
como cabeza de la raza humana:
“Bendijo Dios a Noé y a
sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra”.
Génesis 9:1(RV60)
El Señor los bendijo y les dio
la orden de multiplicarse y llenar la tierra advirtiéndoles que demandaría la
vida de sus prójimos de sus propias manos: “yo pediré cuentas a cada hombre y a cada animal de la sangre
de cada uno de ustedes. A cada hombre le pediré cuentas de la vida de su
prójimo. Si alguien mata a un hombre, otro hombre lo matará a él, pues el hombre
ha sido creado a imagen de Dios”, Génesis 9:5-6, DHH).
Sin
embargo, los descendientes de ellos desobedecieron la orden de Dios de llenar
toda la tierra y deciden quedarse juntos y edificar una gran torre que llegara
hasta los mismos cielos:
“Y dijeron: Vamos a
edificar una ciudad y una torre, cuya cumbre llegue hasta el cielo, y hagamos
célebre nuestro nombre antes de esparcirnos por toda la faz de la tierra”.
Génesis 11:4 (T. Amat)
Ante
su desobediencia Dios confunde sus lenguas y así desistieron de construir la
torre que estaban edificando, luego fue a través de la descendencia de Sem que
Dios continua su plan de restaurar a la raza humana y así llama a uno de sus
descendiente el cual es Abraham, y a éste le es dada una gran promesa:
“Pero Jehová había
dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a
la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y
engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y
a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de
la tierra”.
Génesis 12:1-3 (RV60)
A Abraham se le otorgó una gran
promesa:
1. Llegar
a ser un pueblo muy numeroso.
2. Una
bendición material y espiritual.
3. La
exaltación de su nombre.
4. Ser
de bendición para otras naciones.
Vemos en el numeral cuatro la fuente de distribución
de bendición para otras naciones lo que implica que a través de él y
posteriormente su descendencia el resto de naciones serian restauradas. “La
bendición de Abraham fue una vez más para unir las familias divididas, y
cambiar la maldición, pronunciada en la tierra por causa del pecado, en una
bendición para toda la raza humana”.[4] Vemos en esta promesa que a
Abraham se le encomendó la restauración de la raza humana, y no solo a él sino
a su descendencia: “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la
tierra, por cuanto obedeciste a mi voz”, Génesis 22:18 (RV60). De Abraham nace Isaac y éste a su vez engendra dos
hijos: Esaú y Jacob, de los cuales sobre Jacob cae la promesa y de éste último
nacen los doce patriarcas de los cuales nacería la nación de Israel, a la cual
Dios prometió engrandecer y ponerla por cabeza y no cola.
“El SEÑOR te pondrá a
la cabeza, nunca en la cola. Siempre estarás en la cima, nunca en el fondo, con
tal de que prestes atención a los mandamientos del SEÑOR tu Dios que hoy te
mando, y los obedezcas con cuidado”.
Deuteronomio 28:13
(NVI)
Fue a Israel a quien le dio esta
gran promesa de estar por encima de las demás naciones y esto nos habla del
liderazgo que la nación entera tenía que ejercer siempre y cuando esta
cumpliera de guardar sus estatutos. El plan de Dios con Israel era
preservar la nación entera en obediencia a sus estatutos y que ellos fueran una
fuente de influencia a todas las naciones ya que en ellos, la simiente de
Abraham, serían benditas
todas las naciones de la tierra. Esto lo podemos ver en el siguiente
pasaje de Deuteronomio donde Dios les da instrucciones claras de proclamar su
palabra no solo los israelitas (incluidos hombres, mujeres y niños) sino
también a los extranjeros.
“Harás congregar al
pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus
ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de
cumplir todas las palabras de esta ley”.
Deuteronomio 31:12
(RV60)
Era responsabilidad de toda la nación vivir de
acuerdo a los preceptos divinos y atraer a otras naciones para que se
convirtieran a Dios, esto lo podemos ver cuando Salomón construyo el Templo:
“Asimismo el
extranjero, que no es de tu pueblo Israel, que viniere de lejanas tierras a
causa de tu nombre (pues oirán de tu gran nombre, de tu mano fuerte y de tu
brazo extendido), y viniere a orar a esta casa, tú oirás en los cielos, en el
lugar de tu morada, y harás conforme a todo aquello por lo cual el extranjero
hubiere clamado a ti, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu
nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y entiendan que tu nombre es invocado
sobre esta casa que yo edifiqué”.
1 Reyes 8:41-43
También lo vemos cuando la reina Sabá visitó a
Salomón debido a la fama que éste tenía o cuando Naamán el capitán del ejército
sirio se convirtió debido a la sanidad de su lepra, todos estos eventos
declaran el deseo del Señor de que Israel fuera una fuerza atrayente para las
demás naciones. También era responsabilidad enviar sus emisarios a
testificar del poder de Dios para que las otras naciones se convirtieran, esto
lo vemos en el caso del profeta Jonás que fue enviado a Nínive a proclamar el
mensaje de Dios. “Dios
colocó a Israel en un lugar físicamente estratégico para la comunicación del
mensaje divino que debía transmitir al mundo. La tierra de Israel se hallaba en
el centro geográfico de tres continentes: Asia, África y Europa. Era el
principal cruce de caminos del mundo antiguo, así que tenía muchas
oportunidades para exponer a los viajeros y comerciantes de diversas naciones
la verdad de Dios”.[5] Queda claro el propósito de Dios de convertir a las
naciones a través de su nación Israel. Sin embargo ellos fallaron y como nación entera se
volvieron al pecado, lo cual provoco que el Señor los entregara al destierro y
fue así como llegaron a ser conquistados y desterrados por el rey de Babilonia,
Nabucodonosor, y pasaron 70 años en el exilio antes de regresar a su nación. No obstante la promesa de Dios de la simiente que le aplastaría la
cabeza a la serpiente se mantenía vigente y así a través de la descendencia de
Judá, uno de los doce hijos de Jacob, nace la línea real de David y de la
descendencia de David surge finalmente la simiente que le aplastaría la cabeza
a Satanás; nos referimos a Jesucristo.
En Jesús Dios hizo posible todas las promesas de
restaurar al hombre de su condición de pecados a través del arrepentimiento de
sus pecados. Cristo vino a restaurar la imagen original que el hombre había
perdido en el Huerto del Edén, esa comunión con Dios que existió en el
principio de la creación hoy puede ser restaurada por medio de Jesucristo. Fue por medio de su resurrección que Cristo venció a
Satanás y su imperio del mal y nos dio vida eterna.
“Y a vosotros, estando
muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida
juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había
contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en
la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”.
Colosenses 2:13-15(RV60)
Una vez consumada su victoria
vemos el llamado a su iglesia la cual es llamada a proclamar el mensaje del
evangelio para la conversión y discipulado de las almas.
“Por tanto, id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he
mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo. Amén”.
Mateo 28:19-20 (RV60)
Lo que se conoce como la gran
comisión no es más que el llamado a la iglesia de proclamar su evangelio para
que el hombre se convierta. Esta misión Dios la lleva a cabo a través de los
creyentes los cuales son responsables de discipular y guiar a los nuevos
convertidos y establecer una estructura organizada para tal fin. Es interesante hacer notar que para este fin la
iglesia tiene que influir en este mundo y para esto se necesita liderazgo.
La sal de la tierra |
“Vosotros sois la sal de
la tierra; pero si la sal se
desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los
hombres. Vosotros sois la luz del mundo;
una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz
y se pone debajo de un almud, sino sobre
el candelero, y alumbra a todos los que
están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los
cielos”.
Mateo 5:13-16(RV60)
Jesús comparo a su iglesia con
la sal del mundo. En el mundo antiguo la sal era un elemento altamente
apreciado y se vinculaba con:
1. La
pureza: posiblemente por su color blanco.
2. Conservador:
porque era utilizado como un conservador y evitar que las cosas se
corrompieran.
3. Sazonador:
porque le daba sabor a la comida.
“Cuando
Jesús dijo esto puso a disposición de la humanidad una expresión que se ha
convertido en el mayor cumplido que se le puede hacer a nadie. Cuando queremos
hacer hincapié en los quilates del carácter y de la utilidad de alguien
decimos: «personas así son la sal de la tierra.»”.[6] Con estas palabras nuestro Señor
declaro que la iglesia era la que le daría sabor a la vida, la que preservaría
a este mundo para que no se eche a perder por causa del pecado.
A parte de eso Jesús dijo: Vosotros sois la luz
del mundo. En los tiempos de antiguos los judíos llamaba a Jerusalén
“la luz para los gentiles” y a los
rabinos los llamaban “una lámpara para
Israel”, sin embargo, ahora Jesús declaraba que era la iglesia la que
alumbraría sobre todas las naciones. La comparación que se hace de la iglesia
con la luz nos enseña:
1. Que
está para que todos la puedan ver: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni
se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
2. La
luz está para guiar y mostrar el camino y no accidentarse: Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro Padre que
están los cielos.
La iglesia es la responsable de influir en este
mundo a través de la proclamación del mensaje del evangelio. La iglesia ha sido
llamada a mostrar el camino a Dios para que sea restaurada la imagen original
de Dios en el hombre que se perdió en el huerto del Edén.
“Y él mismo constituyó
a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores
y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio,
para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad
de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida
de la estatura de la plenitud de Cristo;
para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo
viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con
astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor,
crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”.
Efesios 4:11-15(RV60)
En este pasaje observamos como
Cristo ha constituido diferentes ministerios los cuales tienen la función de:
1.
De perfeccionar a los santos para la obra del ministerio.
2.
Para la edificación del cuerpo de Cristo.
3.
Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de
todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean
con astucia las artimañas del error.
4.
Crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo.
Es importante observar que esta tarea se llevará a
cabo hasta: que
todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un
varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Es decir, hasta que la imagen del
hombre original sea restaurada y esto se lograra a través de la proclamación de
la Cruz de Cristo por medio de su iglesia. Ahora bien, ¿se
supone que todos los creyentes deben ser líderes? John MacArthur dice: “todo cristiano es
llamado a ser un líder en algún nivel, porque a todos se nos ha dado un mandato
de enseñar e influir en los demás. La Gran Comisión de Cristo es un mandamiento
para hacer discípulos en todas las naciones… enseñándoles que guarden todas las
cosas que os he mandado. El escritor a los Hebreos amonestaba a sus lectores
por su inmadurez espiritual diciendo: debiendo ser maestros (Hebreos 5:12). Es
claro, entonces, que todos los cristianos somos llamados a influir en los demás
y a enseñarles la verdad de Cristo”.[7] Así el plan de restaurar a la raza humana de
su pecado que comenzó con la promesa de la simiente escogida se vuelve realidad
en nuestros tiempos, es un plan que se encuentra narrado en toda la Biblia , “lo encontramos en
la creación, debido a la cual todo ser humano es responsable ante Dios, en el
carácter de Dios (como Dios amoroso y compasivo, no deseando que nadie se
condene sino que todos se arrepientan) en las promesas de Dios (que todas las
naciones de la tierra serán bendecidas en Abraham y que llegaran a ser la
herencia del Mesías), en el Cristo de Dios (ahora exaltado con autoridad
universal, para recibir loor universal), en el Espíritu de Dios (que da
convicción de pecado, es testigo de Cristo e impulsa a la iglesia hacia la
evangelización) y en la iglesia de Dios (la cual es una comunidad misionera
internacional, bajo la orden de evangelizar hasta que Cristo regrese)”.[8] No
cabe la duda de eso, sin embargo también es cierto que para eso se necesita
liderazgo el cual es el asunto que nos ocupara en los siguientes capítulos.
[1] William Barclay. “Comentario
al Nuevo Testamento”. Comentario a versículos Mateo 5:13.Biblioteca
electrónica: e-Sword.
[2] John MacArthur. “Liderazgo”. Ed.
Betania, Nashville, Tennessee, Estados Unidos. Pág. XII.
[3] Jonatán P. Lewis. “Misión mundial”. Ed. UNILIT,
Tomo I, 2ª Edición, Miami, Fl., U.S.A.
Pág. 14.
[4] Keil&Delitzsch. “Comentario
al texto hebreo del Antiguo Testamento, Pentateuco e Históricos”, Ed. CLIE, Tomo
I, España. Pág. 97.
[6] Pablo Hoff. “El pentateuco”. Ed.
Vida, Miami, Florida, EE.UU. Pág. 26.
[7] Earl D. Radmacher y otros.
“Nuevo comentario ilustrado de la Biblia”. Ed Caribe,
Miami, EE.UU. Pág. 8.
[8] Dr. John C. Maxwell. “La
Biblia de liderazgo de Maxwell”. Ed. Caribe, EE.UU. Comentario entre Págs. 86 y
87.
Dios nos prometió ser cabeza y no cola.........
ResponderBorrarHola me gustaría tener todos estos estudios en mi correo anhelo recibir mucho más acerca de Dios
ResponderBorrarDios la bendiga, si desea recibir estudio por e-mail puede irse a la parte derecha media del blog y buscar la parte donde dice "Recibir estudios por e-mail", le da Summit y recibira un correo de confirmación solo tiene que darle aceptar o confirmar para recibir los estudios. El correo le caerá de “FeedBurner Email Subscriptions”, También puede darle click al icono de facebook o twitter, si prefiere seguirnos allí que también son redes sociales donde se publican los estudios de Mundo Bíblico. También puede buscar en la barra de opciones de este blog la opción de escuchar estudios en audio de Mundo Bíblico en SoundCloud. Bendiciones
BorrarMe gustaría recibir estudios bíblicos en mi correo. Muchas gracias, Dlb
ResponderBorrarEs una grande bendición contar con estudio como este que te edifica
ResponderBorrarBuenas. Me podrían enviar los estudios sobre liderazgo al correo. Gracias Gracias
ResponderBorrarGracias por esta página e leído el sermón un refrigerio
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