“Por aquel tiempo unos
profetas bajaron de Jerusalén a Antioquia”.
Hechos 11:27 (NVI)
El
profeta es posiblemente el oficio y ministerio más conocido entre las páginas
de la Biblia el cual aparece desde los mismos inicios del pueblo de Israel. En
el Antiguo Testamento la palabra profeta se traduce de nabí (נָבִיא) y se le daba
a toda persona con la cual Dios tenía una comunicación directa. En este sentido
se le identifico con el nombre profeta a Abraham (Génesis 20:7), Aarón (Éxodo
7:1), María (Éxodo 15:20), Débora (Jueces 4:4) y Moisés (Deuteronomio 18:18).
Algunos creen que originalmente se le llamo a este oficio vidente por el registro que se encuentra en el primer libro de Samuel: “Antiguamente en
Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos al
vidente; porque al que hoy se llama profeta, entonces se le llamaba vidente”,
(1 Samuel 9:9, RV60). A parte de los
profetas cuyos nombres reciben los libros proféticos del Antiguo Testamento
como Isaías, Jeremías, Oseas, Abdías, Ezequías, Habacuc, etc.; también se
reconocen como tales a Samuel, Natán, Miqueas, Elías y Eliseo. En general, el
oficio de profeta tenía la función principal de proclamar la palabra de Dios
que había recibido. El propósito de esto era llamar al pueblo al
arrepentimiento y generalmente su llamado tenía una fuerte advertencia de lo
que pasaría si no obedecían, teniendo esto una mirada al futuro. Considerando
esto último algunos profetas llegaron a recibir grandes revelaciones
relacionadas con el fin de algunas naciones, el Mesías y el fin de los tiempos.
El ministerio de profeta |
En el Nuevo Testamento este
oficio vuelve a aparecer en el tiempo de la iglesia primitiva mencionándose por
primera vez en el libro de Hechos 11:27 de donde la palabra se traduce del
griego profétes (προφήτης)
que significa proclamador de un mensaje.
A la luz de las Escrituras podemos ver que estos jamás tuvieron una posición de
jerarquía eclesial, pero sus funciones se ven claras en algunos pasajes
bíblicos. Veamos las características ministeriales de un profeta.
Característica ministerial
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Descripción
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Texto
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Es un vigía espiritual.
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El profeta es un vigía espiritual que alerta a la
iglesia sobre peligros en el futuro. Tiene un ejercicio frecuente de los
dones de revelación. El profeta no es el eje sobre el cual gira el mando de
la iglesia, solo se limita a dar a conocer las revelaciones que ha recibido
para que las autoridades eclesiales decidan qué hacer.
Uno de los profetas señalaba, por medio del don de
palabra de Sabiduría, que “vendría una gran hambre en toda la tierra habitada”. Lucas se interesó en
establecer el tiempo exacto de esta hambruna. Así va un paso adelante y
señala que “sucedió en tiempo de Claudio” (41-54
d.C.). En muchas fuentes adicionales a
Es importante denotar que las revelaciones que
recibe un profeta jamás irán en contra de las enseñanzas de la Biblia, ni
tampoco buscaran añadir algo nuevo al Canon bíblico el cual ya se encuentra
cerrado.
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“En aquellos días unos profetas
descendieron de Jerusalén a Antioquía. Y levantándose uno de ellos,
llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre
en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio. Entonces
los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro
a los hermanos que habitaban en Judea; lo cual en efecto hicieron, enviándolo
a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo”.
Hechos 11:27-30 (RV60)
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Advierte acerca de dificultades que se enfrentaran
por causa de Cristo.
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Fue el profeta Agabo que le advirtió a Pablo que
le esperaban prisiones y sufrimiento en su camino a Jerusalén.
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“Y permaneciendo nosotros allí algunos
días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo, quien viniendo a vernos,
tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el
Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este
cinto, y le entregarán en manos de los gentiles”.
Hechos 21:10-11 (RV60)
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Pueden identificar si una persona tiene un
llamamiento al ministerio.
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A través de sus dones de revelación el profeta
puede identificar que una persona posee un llamamiento a un ministerio en
particular. En
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“Había entonces en la iglesia que estaba
en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger,
Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca,
y Saulo. Ministrando éstos al Señor, y
ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra
a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron
las manos y los despidieron”.
Hechos 13:1-3 (RV60)
“No descuides el don que hay en ti, que
te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del
presbiterio”.
1 Timoteo 4:14 (RV60)
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El ministerio de la palabra de Dios.
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Los profetas también tienen el ministerio de la
palabra tal y como lo vemos cuando Judas y Silas usaban la predicación de la
palabra para consolar y confirmar los ánimos de los cristianos gentiles
después del concilio de Jerusalén.
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“Y Judas y Silas, como ellos también eran
profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de
palabras”.
Hechos 15:32 (RV60)
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