“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres
hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la
ley y los profetas”.
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Mateo 7:12
Introducción
Hemos llegado a lo que
se conoce como la regla de oro, muy conocida entre los eruditos bíblicos y el
pueblo cristiano en general. La regla de oro no es más que la aplicación
práctica de Levítico 19:18 que dice: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El comentarista bíblico William
Barclay se refiere a ella como el Everest de la ética presentándola como la
pieza clave de todo el discurso del Sermón de Monte. En esta frase van
contenidos toda la ley y los profetas, es decir, todo el Antiguo Testamento en lo que a
vida moral se refiere.
La regla de oro |
La máxima de la vida moral
“Así que, todas las cosas que queráis que los hombres
hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley
y los profetas”.
Mateo
7:12
Era común de todos los
pueblos antiguos el establecer leyes que regulaban la vida social de sus
pueblos, y generalmente los sabios de dichos pueblos solían buscar máximas o
proverbios donde encerraban el significado de todas sus normas. Sin embargo,
todas estas estaban escritas de manera negativo. Por ejemplo, un rabí judío
comento en el Talmud: “Lo que no te gustaría que te hicieran, no se lo hagas
a nadie; eso es toda la ley, y 1o, demás no es sino comentario”. El libro apócrifo de Tobías
dice: “Guárdate
de hacer jamás a otro lo que no quisieras que otro te hiciese a ti”, (Tobías 4:16). También existe
una obra judía llamada la Carta de Aristeas, la cual es un informe del trabajo
que hicieron alrededor de 70 judíos eruditos en traducir el Antiguo Testamento
del hebreo al griego en Alejandría alrededor del año III a.C. Se cuenta en esa
obra que cuando el rey de Egipto los invito a comer en su mesa les pregunto: “¿Cuál es la
enseñanza de la sabiduría?” Un judío sabio le respondió: “Como tú quieres que no te sobrevenga ningún mal,
sino participar de todas las cosas buenas, así debes actuar sobre el mismo
principio con tus súbditos y ofensores, y amonestar suavemente a los nobles y a
los buenos. Porque Dios atrae a todos los seres humanos a sí mismo con su
benignidad”. En China, Confucio
había enseñado: “No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a
ti.”, En Caldea, 2000 a.
de J. C., el código de Hamurabi establecía la igualdad de las penas para las
personas de igual nivel social. Decía que si un arquitecto construía mal una
casa y ésta se derrumbaba matando al dueño, entonces debía morir el arquitecto
también. Sócrates, un filósofo griego cito: “No hagáis a otros lo que os irrita
cuando lo experimentáis a manos de otras personas”. Los romanos también manejaban
esta misma ley de la reciprocidad en forma negativa, a tal punto que uno de sus
emperadores, Alejandro Severo, tenía grabada en su palacio una frase que decía:
“Lo
que no quieres que se te haga, no se lo hagas a otro”. El Islam de igual forma usaba
este mismo principio para resumir sus leyes, a veces en forma positiva como
negativa. En general podemos ver esta costumbre en los pueblos antiguos.
No
obstante, ahora vemos a nuestro Señor Jesucristo usando la misma costumbre de
los eruditos solo que de manera positiva: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con
vosotros, así también haced vosotros con ellos”. Con estas palabras el gran Maestro no solo estaba
otorgándonos la máxima de la ley moral, sino nos manda el mayor desafío: Hacer
el bien a los demás, antes que ellos hagan con nosotros. La regla expresada en
forma positiva exhorta a los ciudadanos del reino a actuar, mientras que la
forma negativa solo da la idea de no hacer mal, pero no actúa en beneficio de
los demás. Por tanto, la regla de oro en forma positiva nos
impulsa a la acción. El uso de la regla de oro en su forma negativa
definitivamente puede cambiar el carácter de un hombre, pero la forma positiva
lo impulsa más allá de no dañar, a hacer el bien a los demás. Alguien podría
decir: “yo no exploto a los pobres porque yo no quiero que se me trate de esa
forma”, he aquí la regla de oro en forma negativa; pero alguien podría decir:
“yo voy a ayudar a los pobres porque si yo fuera uno de ellos querría que me
ayudaran”. La forma positiva de la regla de oro nos impulsa a la acción.
un buen analices de este vero bíblico BENDICONES
ResponderBorrarAmen señor jesus, el dueño de toda la sabiduria!!!
ResponderBorrarGenial! Me encantó este artículo. La forma resumida donde se dicen tantas cosas y tan importantes. Sublime..
ResponderBorrarComo eleva el espíritu "el saber" para tener la conciencia buena de las cosas "buenas".
Esta es una gran verdad muy buena gracias hermanos.
ResponderBorrarEscelente tema debemos aserlo aplicativo a nuestra vida
ResponderBorrarNo lo había visto desde este punto de vista... Espectacular!!!!
ResponderBorrarParabra viva y eficas que puede traspasar nuestro corazónes y nuestros pensamientos.
ResponderBorrarAmén y amén
ResponderBorrarCuán cierto este pasaje bíblico y este comentario muy acertado dando, el origen de que significaba para ese entonces y la forma de aplicarlo hoy en día de hacer lo bueno a las persona
ResponderBorrarQue bien me ayudó un poco más de lo que sabia gracias por compartir bendiciones
ResponderBorrarno entendí :( aiuudaaaa
ResponderBorrarExcelente
ResponderBorrarSi tengo un problema en la cual debe actuar la Ley de mi país..
ResponderBorrarEntonces no debo hacerlo? Le haría algo malo? Aunque yo crea que estoy en lo correcto?
Dios la bendiga.
BorrarDe acuerdo a la Biblia debemos obedecer las leyes de nuestro pais:
Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. Por consiguiente, el que resiste a la autoridad, a lo ordenado por Dios se ha opuesto; y los que se han opuesto, sobre sí recibirán condenación. Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal. ¿Deseas, pues, no temer a la autoridad? Haz lo bueno y tendrás elogios de ella", (Romanos 13:1-7).
Sin embargo, si estas van en contra de los establecido por Dios en su palabra de tal forma que fomentan el practicar un pecado en particular, no podriamos obedecerlo por cuestion de nuestra conciencia y obediencia a Dios, tal y como le paso a los tres amigos de Daniel que por edicto del rey Nabucodonosor tenian de doblar sus rodias ante la estatua que habia hecho al oir el sonar de los instrumentos de musica. O como le paso a Daniel cuando por edicto del rey de Media y Persia no podian oran en un lapso de tiempo a otro dios que no fuese el rey.
La verdad es que habria que ver en que parte de la ley del gobierno le afectaria obedecer y evaluarlo a la luz de la palabra, porque de alli, los cristianos debemos obedecer las leyes de nuestro pais.
Algun otro ejemplo de la forma negativa y de forma positiva
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