“Porque siete veces cae el justo, y vuelve a
levantarse; más los impíos caerán en el mal”.
Proverbios 24:16
INTRODUCCIÓN
La vida cristiana consiste en una
serie de nuevos comienzos. Esta es una verdad absoluta en el cristianismo. Como
cristianos somos responsables de llevar una vida santa, llena de buenas obras
delante de Dios y del mundo; sin embargo, aun somos seres con una naturaleza
pecaminosa con la cual luchamos todos los días y en ocasiones podemos ceder a
sus seducciones. Pero, ¿Qué debe hacer el justo cuando cae? El Proverbio dice: Porque siete veces
cae el justo, y vuelve a levantarse.
Veamos el
ejemplo de 3 hombres conocidos por su fe entre las páginas de la Biblia pero
que en determinado momento pecaron y fueron restaurados.
Nuevos comienzos |
I. CUANDO UN INCRÉDULO NOS REPRENDE: EL EJEMPLO DE ABRAHAM.
“Después
llamó Abimelec a Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho? ¿En qué pequé yo
contra ti, que has atraído sobre mí y sobre mi reino tan grande pecado? Lo que
no debiste hacer has hecho conmigo”.
Génesis 20:9
Cuando
un hombre impío realiza una obra desleal el mundo no se admira, pero cuando un
hombre de reconocido testimonio cristiano comete una obra desleal el mundo se
estremece. Como cristianos somos responsables de nuestras acciones, debemos
caminar de acuerdo a nuestras convicciones, predicar con el ejemplo, vivir
constantemente nuestros principios bíblicos. De nosotros se espera mucho. En
este texto encontramos a un hombre que ya tenía varios años de andar con Dios,
sin embargo, lo vemos cometiendo un acto vergonzoso: mintiendo. Nuestro Dios
ama la verdad en lo íntimo, pero aquí vemos a Abraham mintiendo deliberadamente
ya que el temía que por causa de la hermosura de su esposa Sara lo mataran, así
que decidió decir que ella era su hermana, esto provocó que Abimelec la tomara
pensando que no estaba comprometida exponiéndose a la ira de Dios. No obstante,
en este caso Abimelec, rey de Gerar, un pagano actuó de buena voluntad y por
eso Dios impidió que cometiera un pecado y le revelo su error en sueños. Paradójicamente
encontramos la actitud correcta en un rey pagano que no tenía un conocimiento
completo de Dios, que en el patriarca. Él le dice: ¿Qué nos has hecho? ¿En qué pequé yo contra ti,
que has atraído sobre mí y sobre mi reino tan grande pecado? Lo que no debiste
hacer has hecho conmigo. Como hijos de Dios se espera mucho de
nosotros, nuestro comportamiento tiene que ser muy diferente al del resto del
mundo, nuestras decisiones tienen que ser diferentes a la de los impíos; pero,
como Abraham a veces podemos cometer errores que nos avergüencen como hijos de
Dios y los incrédulos como Abimelec pueden amonestarnos por nuestro mal
testimonio.
Pero
que podemos hacer: Como Abraham, debemos reconocer
nuestro error y corregir nuestra conducta pecaminosa y comenzar a testificar
con más entusiasmo. Abraham reconoció públicamente su error y oró a
Dios para que perdonara a Abimelec y a su pueblo. “Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a
Abimelec y a su mujer, y a sus siervas, y tuvieron hijos”, (Génesis
20:17).
II. CUANDO OTRO CREYENTE NOS REPRENDE: EL EJEMPLO DE DAVID.
“Entonces
dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel:
Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa
de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de
Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. ¿Por qué,
pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus
ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo
mataste con la espada de los hijos de Amón. Por lo cual ahora no se apartará
jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de
Urías heteo para que fuese tu mujer. Así ha dicho Jehová: He aquí yo haré
levantar el mal sobre ti de tu misma casa, y tomaré tus mujeres delante de tus
ojos, y las daré a tu prójimo, el cual yacerá con tus mujeres a la vista del
sol. Porque tú lo hiciste en secreto; mas yo haré esto delante de todo Israel y
a pleno sol”.
2 Samuel 12:7-12
En esta parte de la Escritura se nos relata la historia
de la caída de David, el rey de Israel, el hombre conforme al corazón de Dios. Su
pecado de adulterio con Betsabé y el homicidio de Urías el heteo es bien
conocido y cuando el profeta Natán lo confrontó vemos la actitud que David
tomo: “Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y
Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. Mas por
cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que
te ha nacido ciertamente morirá”. (2 Samuel 12:14).
Cuando
lamentablemente David pecó en contra de Dios y fue confrontado por Natán, la
actitud que el rey tomo fue de humillación y arrepentimiento. Como rey pudo
haber hecho que echaran a la cárcel al profeta cuando lo confronto por su
pecado, como lo hicieron otros reyes que lo sucedieron; pero no fue así. Lamentablemente
su arrepentimiento no evito que las consecuencias de sus pecados lo alcanzaran.
El niño murió y más tarde vino la desgracia a su familia de parte de sus
propios hijos. Cuánta razón tiene Dios al
exhortarnos a alejarnos del pecado ya que aun cuando nuestros pecados sean
perdonados, la mayoría de veces tendremos que pagar por nuestras malas
elecciones; pero cuando eso pase, como David aceptemos nuestro pecado y
arrepintámonos de él.
III. CUANDO EL MISMO SEÑOR NOS REPRENDE: EL EJEMPLO DE PEDRO.
“Y prendiéndole, le llevaron, y le condujeron a casa
del sumo sacerdote. Y Pedro le seguía de lejos. Y habiendo ellos encendido
fuego en medio del patio, se sentaron alrededor; y Pedro se sentó también entre
ellos. Pero una criada, al verle sentado al fuego, se fijó en él, y dijo:
También éste estaba con él. Pero él lo negó, diciendo: Mujer, no lo conozco. Un
poco después, viéndole otro, dijo: Tú también eres de ellos. Y Pedro dijo:
Hombre, no lo soy. Como una hora después, otro afirmaba, diciendo:
Verdaderamente también éste estaba con él, porque es galileo. Y Pedro dijo:
Hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo
cantó. Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra
del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente”.
Lucas 22:54-62
Esta
es una de las historias más conocidas en la Escrituras: la negación de Pedro.
Aquí vemos a Pedro cometiendo un pecado grave: negar al Señor Jesucristo, aun
cuando había prometido que jamás lo haría.
“Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás
os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe
no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. Él le dijo: Señor,
dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. Y
él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues
tres veces que me conoces”.
Lucas 22:31-34
Pedro
creía que era capaz de vencer la prueba en el momento de que se presentara pero
se equivocó ya que no se preparó espiritualmente para este momento. La noche en
la que Jesús iba a ser entregado la paso durmiendo en lugar de prepararse
espiritualmente: “Vino
luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no
habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en
tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”,
(Mateo 26:40-41). Al final, mientras Pedro negaba a su Maestro por tercera vez
el gallo cantó y en seguida la mirada de Jesús lo traspaso y recordó la
advertencia de Jesús: Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó
de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me
negarás tres veces. Pero, ¿qué hizo cuando esto paso? Y Pedro, saliendo
fuera, lloró amargamente.
Pedro
tomo una actitud de arrepentimiento y lloro amargamente su pecado. Cuando como
cristianos le fallamos a Dios, la actitud correcta es la de Pedro: llorar
nuestros pecados. Posiblemente Pedro pensó que después de este error el Señor
ya no lo usaría, pero lo restauró al ministerio para el cual había sido
llamado:
“Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro:
Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes
que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda
vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes
que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de
Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me
amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le
dijo: Apacienta mis ovejas. De cierto, de cierto te digo: Cuando eras más
joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás
tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras. Esto dijo, dando
a entender con qué muerte había de glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió:
Sígueme”.
Juan 21:15-19
Cuando
nos arrepentimos de nuestros pecados y nos apartamos de ellos Dios los perdona
y nos restaura completamente.
CONCLUSIÓN.
Como cristianos
somos responsables de vivir a la altura de nuestro eterno llamamiento; pero
cuando caemos, debemos arrepentirnos y apartarnos de nuestros pecados corriendo
a Aquel que puede restaurarnos y limpiarnos de toda maldad.
“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no
pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el justo”.
1 Juan 2:1
Nuestra vida es una serie de nuevos
comienzos donde nos levantamos de nuestros errores y luchamos cada día para
apartarnos de ellos para proseguir nuestro caminar hacia la patria celestial.
Muy buen sermon, he notado un error de digitacion en la escritura que hace mención donde Jesus le dice Pedro que ha sido pedido por Satanás, se detalla Lucas 23:31-34 y debió ser Lucas 22:31-34. Saludos
ResponderBorrarMuchas gracias por la observación, hemos corregido.
BorrarDios los bendiga.
Nose quien es el escribe estas palabras pero es de bendición y me ayuda a seguir aprendiendo. Muchas gracias
ResponderBorrarHermosas predica , aleluya , Gloria al REY JESUCRISTO..!!!!!
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