“Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. El respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar. La reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar”.
Mateo 12:38-42
Introducción
La oposición entre Jesús y los líderes religiosos de los judíos sigue su
auge y después de su última derrota, los escribas y fariseos, vuelvan a buscar
la ocasión de atrapar a Jesús en alguna palabra u obra. Al parecer la oposición
hacia su ministerio va creciendo más y más, las murmuraciones en cuanto a su
persona también aumentan, y cada día su odio religioso crecerá hasta niveles
diabólicos. En esta ocasión estos líderes religiosos pedirán de parte de Jesús
una señal que respaldara que realmente Él era el Mesías, pero Jesús se niega a
hacerlo y en lugar de eso les dice que la única señal que hará como prueba de
su carácter mesiánico será la señal del profeta Jonás, la señal de su
resurrección la cual es la única prueba de que realmente es el único Mesías y
Salvador del mundo.
La señal del profeta Jonás (Mateo 12:38-42) |
La Petición Hipócrita
“Entonces respondieron algunos de los
escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal”.
Mateo
12:38
Después de su fracaso al querer desacreditar los milagros que Jesús hacia
diciendo que eran realizados por obra de Satanás, vuelven a intentar tentándolo
con otra pregunta: Entonces respondieron algunos de los
escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. Al parecer la
petición de pedir las señales de Dios que confirmaran su ministerio no era algo
nuevo. Por ejemplo cuando Josué sucedió a Moisés la condición que le pusieron
para seguirlo fue que Dios se manifestara en él con las mismas señales y poder
que lo había hecho con Moisés: “Entonces respondieron a Josué, diciendo:
Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que
nos mandes. De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos
a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés”, (Josué 1:16-17). De
igual forma Pablo decía que los judíos acostumbraban ver señales para creer:
“Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría”, (1 Corintios 1:22).
Sin embargo, Dios les había dejado claro a través de su palabra que la forma de
corroborar el verdadero ministerio de un profeta era a través de su doctrina que
enseñaba y no tanto por las obras: “Cuando se levantare en medio de ti profeta,
o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la
señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos,
que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta,
ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para
saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda
vuestra alma”, (Deuteronomio 13:1-3). El primer parámetro para descubrir si un
ministro es respaldo por Dios es a través de la doctrina que enseña, ya que
aunque puede tener obras y señales que le acompañen, pero si su enseñanza es
contraria a la palabra de Dios el tal es un anatema. No obstante, Jesús
evidenciaba a un verdadero enviado de Dios, ya que su doctrina era correcta, y
no solo eso, sino también las señales que lo acompañaban reforzaba todo lo que
decía. En contraste, la petición de los fariseos y escribas era hipócrita, en
primer lugar porque ya Jesús había hecho una serie de milagros y señales que
mostraban que realmente Él era el Mesías y no había por qué demandar más
señales. Por otro lado su petición era hipócrita porque no estaban interesados
en creer en Jesús, ya que lo odiaban, lo que realmente querían era encontrar
una falla ya sea en sus palabras o en sus obras para desacreditarlo. Por estas
razones su petición era hipócrita.
Si el Corazón es Malo ninguna Señal los Convertirá
“La generación mala y adúltera demanda
señal; pero señal no le será dada…”
Mateo
12:39
Ante esta petición Jesús los acusa por sus malas intenciones y se niega a
hacer una señal. Jesús llama a estos judíos: generación mala y adúltera. El calificativo de
generación mala describía su carácter perverso, ya que a pesar que aparentaban
ser hombres religiosos y piadosos, su corazón estaba lleno de maldad a tal
punto que buscaban la forma de oponerse a Jesús hasta el punto que habían
planeado matearlo (Mateo 12:14). También eran una generación adultera, no
porque fueran infieles a sus mujeres, sino más bien hace referencia al
adulterio espiritual. Durante siglos Dios acuso de adulterio espiritual a toda
la nación por fornicar con otros dioses: “Me dijo Jehová en días del rey Josías: ¿Has
visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y
debajo de todo árbol frondoso, y allí fornica.
Y dije: Después de hacer todo esto, se volverá a mí; pero no se volvió,
y lo vio su hermana la rebelde Judá. Ella vio que por haber fornicado la
rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo
temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó. Y
sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue
contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño. Con todo esto, su hermana
la rebelde Judá no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice
Jehová”, (Jeremías 3:6-10).
Estos fariseos y escribas eran una generación mala y adultera, que solo
adoraban sus tradiciones inútiles y su corazón estaba lleno de odio y mentira
cuyas obras negaban al mismo Dios que decían servir. Jesús se niega a hacerles
una señal, porque sabía que su corazón era malo y no importaba cuantas señales
les hiciera, seguirían siendo malos. Fue por esta causa por la cual Israel vago
40 años por el desierto, ya que a pesar de que presenciaron las más grandes
señales y prodigios que azotaron a Egipto y les dio la libertad, nunca se
sujetaron a Dios porque sus corazones eran malo: “Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:
Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la
provocación, en el día de la tentación en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres; me
probaron, y vieron mis obras cuarenta años.
A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, y dije: Siempre
andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi
reposo”, (Hebreos 3:7-11).
Si la persona no decide quebrantar su corazón y humillarse ante la palabra de Dios
despojándose de todo orgullo y preceptos humanos, jamás vera la gloria de Dios,
no importa cuántas señales vea, nunca se convertirán. Así estos judíos pedían una
señal más para creer en Él, pero Jesús ya había hecho muchas en favor de los
necesitados, y aún más importante, sus palabras eran conforme a la doctrina de
Dios por lo que resultaba hipócrita de parte de estas personas el pedirle una
señal más. Además, la señal que estos judíos pedían era algo diferentes a las
que Jesús hacía, posiblemente querían que hiciera aparecer a un ángel, o que
con su poder derrocar al imperio romano o algo por el estilo, pero las señales
de Jesús no estaban en función del show que estas personas esperan ver.
La Señal de su Resurrección
“… sino la señal del profeta Jonás. Porque
como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así
estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches”.
Mateo
12:29-40
Jesús se negó a realizar alguna señal para satisfacer los deseos egoístas
e hipócritas de los fariseos y escribas; pero les dijo que la única señal que
les daría seria la señal del profeta Jonás: “Pero Jehová tenía preparado un gran pez que
tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches”, (Jonás 1:17). Pero,
¿en qué consiste la señal del profeta Jonás? El mismo Jesús nos lo dice: Porque
como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así
estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches. La señal que Jesús
afirmo realizar fue la señal de su resurrección. Así como Jonás estuvo en el
vientre del gran pez, tres días y tres noches, así, así Jesús iba a morir y
descendería tres días y tres noches al centro de la tierra, pero al tercer día
resucitaría. La resurrección es la prueba más contundente acerca del carácter
salvador y divino de Jesús es el hecho de que su tumba esta vacía porque venció
a la muerte. Muchos líderes militares, religiosos y políticos se han levantado
a lo largo de la historia ganando muchos seguidores, muchas religiones y
maneras de pensar existen hoy debido a estos, pero ninguno de ellos puede
igualarse a Jesús, porque ninguno de ellos pudo vencer la muerte. Solamente
Jesús fue capaz de vencer la muerte y al imperio del diablo, algo que nadie ha
podido hacer, y por esta razón hoy puede ofrecernos el regalo de la vida eterna
a todos los que en Él creemos, algo que nadie más puede: “Le
dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté
muerto, vivirá”, (Juan 11:25). Para todos los cristianos la esperanza de la
resurrección constituye la sustancia de nuestra fe, el saber que ni la muerte
tiene potestad sobre nuestra vida y por ello las Escrituras nos dicen: “Y si
Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también
vuestra fe”, (1 Corintios 15:14). Pero lo cierto es que Cristo resucito y nos
promete la vida eterna si estamos dispuestos a creer en Él y sujetarnos a su
señorío. Por ello Pablo exclamaba con gran alegría: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde,
oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el
poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria
por medio de nuestro Señor Jesucristo”, (1 Corintios 15:55-57).
Por otro lado este
pasaje presenta un conflicto para algunos eruditos bíblicos. Las palabras que
Jesús pronuncia en este pasaje aseguran que pasaría tres días y tres noches
completas; pero si leemos el texto bíblico en los evangelios vemos que Jesús
murió un viernes al final del día: “Había un varón llamado José, de Arimatea,
ciudad de Judea, el cual era miembro del concilio, varón bueno y justo. Este,
que también esperaba el reino de Dios, y no había consentido en el acuerdo ni
en los hechos de ellos, fue a Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús. Y quitándolo,
lo envolvió en una sábana, y lo puso en un sepulcro abierto en una peña, en el
cual aún no se había puesto a nadie. Era día de la preparación, y estaba para
comenzar el día de reposo”, (Lucas 23:50-54), pasó muerto el día y la noche del
sábado, y resucito la mañana del domingo: “El primer día de la semana, muy de mañana,
vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y
algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y
entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús”, (Lucas 24:1-3). Algunos han
tratado de explicar esta aparente contradicción afirmando que Jesús murió un
jueves, pero esto es poco probable. Otros tratan de explicar esta aparente
contradicción considerando el texto paralelo que se encuentra en Lucas: “Porque
así como Jonás fue señal a los ninivitas, también lo será el Hijo del Hombre a
esta generación”, (Lucas 11:30). En este caso Jonás fue una señal a los ninivitas en el
sentido que había estado en el vientre del pez y había sido preservado con vida
para que les advirtiera del juicio que venía; y de igual forma la muerte y
resurrección de Jesús ha representado una señal contúndete a todo el mundo de
su superioridad divina y único redentor. Ahora bien, por el hecho de que Lucas
no incluye el detalle de los tres días y tres noches mencionados por Jesús
algunos sugieren que realmente Él nunca dijo tales palabras, sino Mateo las
escribió poniéndolas en boca del Señor para darle realce a la narración. Otros
opinan que la expresión: tres días y tres noches, son una referencia a un día
normal, sin importar en qué hora del día se dio el evento o la cantidad de
horas que estuvo en la tumba, es decir, lo que el escritor quiso decir fue que
el evento tuvo lugar en el lapso de tres días, el viernes murió, el sábado ya
estaba en la tumba, y el domingo resucito. Lo cierto es que sin importar cuál
sea la respuesta a esta aparente contradicción, Jesús resucitó y su tumba está
vacía.
El Testimonio de los Ninivitas y la Reina del sur
“Los hombres de Nínive se levantarán en el
juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la
predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar. La reina del Sur
se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque ella vino
de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que
Salomón en este lugar”.
Mateo
12:41-42
En estos versículos nuestro Señor Jesús envía otra advertencia de juicio
que les esperaba a estos hombres inicuos que se oponían a su ministerio. En
primer lugar dice que en el día del juicio de estos hombres se levantaran los hombres
de Nínive a condenarlos por su incredulidad: Los hombres de Nínive se levantarán en el
juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la
predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar. La crítica que
Jesús les hacía a estos hombres era por su terrible dureza de corazón ante el
mensaje del evangelio. Cuando Jonás llego a Nínive no se preocupó de
predicarles un buen mensaje, o de elaborar un buen tema, crearle una buena
introducción, divisiones y conclusión, ni siquiera estaba interesado en que sus
oyentes se salvaran, sus palabras eran cortas y anunciaban solo juicio: “Y
comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo:
De aquí a cuarenta días Nínive será destruida”, (Jonás 3:4). Pero a pesar de
este desesperanzador mensaje los ninivitas se arrepintieron de su pecado y por
eso Dios los perdono: “Y vio Dios lo que hicieron, que se
convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les
haría, y no lo hizo”, (Jonás 3:10). En contraste allí estaba uno superior
a Jonás, el cual no solo les predicaba de una manera excepcional, sino
realizaba grandes señales y milagros a favor de los necesitados, y ni con todo
eso se convirtieron y por eso los ninivitas se levantarían en el día del juicio
para acusar a esa generación perversa. En segundo lugar, se levantara la reina
del sur para testificar en contra de estos hombres perversos: La
reina del Sur se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará;
porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón, y
he aquí más que Salomón en este lugar. La reina a la que se refiere Jesús
es la reina de Sabá, del reino sabeo de Yemen, cuya capital era Sabá, en Arabia,
según algunos creen, mientras que otros dicen que era de Etiopía cerca de
África, o Abisinia, hacia el sur del Mar Rojo. Sea como sea ella viajo grandes
distancia hasta Jerusalén con el objetivo de conocer la sabiduría de Salomón: “Oyendo
la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová,
vino a probarle con preguntas difíciles. Y vino a Jerusalén con un séquito muy
grande, con camellos cargados de especias, y oro en gran abundancia, y piedras
preciosas; y cuando vino a Salomón, le expuso todo lo que en su corazón tenía.
Y Salomón le contestó todas sus preguntas, y nada hubo que el rey no le
contestase. Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la
casa que había edificado, asimismo la comida de su mesa, las habitaciones de
sus oficiales, el estado y los vestidos de los que le servían, sus
maestresalas, y sus holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová, se quedó
asombrada. Y dijo al rey: Verdad es lo
que oí en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría; pero yo no lo creía, hasta
que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad; es mayor tu
sabiduría y bien, que la fama que yo había oído. Bienaventurados tus hombres,
dichosos estos tus siervos, que están continuamente delante de ti, y oyen tu
sabiduría”, (1 Reyes 10:1-8). La
reina de Sabá se maravilló de la gran sabiduría que Dios le había dado a Salomón
y de toda la majestad que le había otorgado, sin embargo, allí enfrente de
estos fariseos y escribas había uno superior a Salomón en sabiduría, su enseñanzas
eran un reflejo de ello a tal punto que la gente se quedaba atónita escuchándolo;
pero estos hombres perversos no le creyeron y por eso les dijo que en el día de
su juicio la reina del sur se levantara y condenara a esta generación incrédula.
Hoy en día ningún líder religioso
puede compararse a Jesús porque solo Él ha vencido a Satanás y la muerte resucitando
y su tumba está vacía. Todos debemos creer en Él y así heredar la vida eterna,
debemos arrepentirnos de nuestros pecados y así escaparemos de la condenación
eterna.
Quisiera saber el pueblo de Ninive , y la reina de Saba fueron salvos .?
ResponderBorrarClaro que sí se levantarán para vida eterna,cuando Jesús vuelva por sus redimidos.
BorrarDonde estuvo Jesús cuando murió dice el corazón de la tierra y que fue hacer hay
ResponderBorraren el hades
BorrarOk es necesario revisar, es claro el texto TRES DIAS Y TRES NOCHES, esto es literal.
ResponderBorrarSi la palabra de Dios lo dice, literalmente así es
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