¿Por qué los hombres no creen al evangelio? (Hechos 17:32)




“Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez”.
Hechos 17:32

INTRODUCCIÓN


            No existe un mensaje tan poderoso que pueda transformar las vidas del ser humano que el evangelio. Sin embargo, a veces vemos personas a las cuales se les predica de una manera clara y con toda la unción del Espíritu Santo pero aun así no se convierten. Esto lo vemos cuando Pablo predico uno de sus mejores mensajes en el areópago en Atenas delante de muchos filósofos griegos, pero muchos no creyeron. En la Biblia podemos encontrar algunas razones por la cuales los hombres no creen a este glorioso mensaje. Veamos al menos tres razones de esto.

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¿Por qué los hombres no creen al evangelio? 


                               I.            POR LA ALTIVEZ DE CORAZÓN.


“Hemos oído la soberbia de Moab, que es muy soberbio, arrogante, orgulloso, altivo y altanero de corazón”.
Jeremías 48:29

La primera razón por la cual algunas personas no creen al mensaje del evangelio es por su altivez de corazón. En este pasaje de Jeremías 48:29 la Biblia nos describe muy bien las características de una persona altiva: soberbio, arrogante, orgulloso, altivo y altanero de corazón. Una persona de corazón altiva no cree en el mensaje porque se creen autosuficientes y que no necesitan de nadie para triunfar en la vida. Se olvidan de Dios y con arrogancia menosprecian el mensaje del evangelio porque consideran que sus conocimientos son superiores y no hay nada que se les puede enseñar. En la Biblia podemos encontrar el ejemplo de una persona altiva la cual a pesar de que conocía a Dios, no se humillo ante Él, sino que pensó que todo lo que tenía era consecuencia de su esfuerzo, su nombre era Nabucodonosor: “Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves”, (Daniel 4:29-33).

            Muchas personas no niegan la existencia de Dios pero sus corazón son demasiado orgullosos como para humillarse y aceptar su santo evangelio sin saber que toda su grandeza, poder y sabiduría se pueden terminar en un momento. Aquel rey Nabucodonosor fue humillado y pasado 7 años recobro la cordura y reconoció a Dios humillándose delante de Él: “Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades”, (Daniel 4:34). Nosotros debemos cuidarnos de no tener un corazón altivo que impida aceptar el mensaje del evangelio, al contrario debemos humillarnos y despojarnos de todo orgullo y altanería para alcanzar la misericordia: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu”, (Proverbios 16:18).

                            II.            POR LOS PREJUICIOS HUMANOS.


“Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve”.
Juan 1:45-46

La segunda razón por la cual las personas no creen al mensaje del evangelio es por sus prejuicios  humanos. En la Biblia encontramos un buen ejemplo donde vemos a Felipe invitando a Natanael a conocer a Jesús, el Mesías de Israel, pero rápidamente sus prejuicios social lo hicieron pensar que era imposible que de Nazaret pudiese salir algo bueno: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? . Muchas personas no creen al evangelio porque lo consideran un mensaje inferior a sus conocimientos científicos o filosóficos, otros porque no la palabra de Dios no encaja en su sistema de creencias religiosas y así sucesivamente. Muchos judíos no creyeron en Jesús simplemente porque su ministerio de amor y justicia no encajaba en el concepto equivocado que tenían de un Mesías guerrero, o porque no practica muchas de sus tradiciones religiosas.

Lo que tenemos que hacer es aceptar con humildad el concejo de la palabra de Dios, hacer a un lado todas nuestras ideas religiosas y prejuicio personales, y dejarnos transformar por el evangelio de Cristo: “Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”, (Santiago 1:21).

                         III.            POR CAUSA DEL PECADO.


“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”.
Juan 3:16

            La tercera razón por la cual las personas no creen al mensaje del evangelio es porque aman más el pecado que a la luz. En este caso el problema no radica en entender y creer que el mensaje es verdadero, sino en que consideran imposible aceptarlo porque aman demasiado el pecado. El pecado se presenta como algo tentador que promete dar satisfacción a los deseos de nuestra carne, pero es una satisfacción temporal, porque después vienen la consecuencia duras del pecado. La Biblia nos advierte a no amar el mundo y en consecuencia el pecado: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”, (1 Juan 2:15-17). Por tanto, debemos amar a Dios y su mensaje más que al mundo porque el pecado, aunque produce un deleite temporal, nos destruirá, pero Dios ofrece la vida eterna: “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”, (Romanos 6:23).

CONCLUSIÓN.

Algunas razones por las cuales el hombre no cree al evangelio son:

1.      Por su corazón altivo que no se humilla ante Dios.
2.      Por sus prejuicios e ideas religiosas.
3.      Porque aman más el pecado que la luz.

Por tanto, debemos despojarnos de todo esto para que el mensaje del evangelio sea efectivo en nuestras vidas y así alcancemos la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús.







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