“Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David? Más los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa. El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”.
Mateo 12:22-30
Introducción
El apóstol Mateo continua con los relatos relacionados con la contienda y
oposición que los grupos religiosos hacían en contra de Jesús y su ministerio y
ahora los vemos tratando de desacreditar las obras milagrosos que hacia
diciendo que tales eran por obra de Beelzebú, el príncipe de los demonios. Este
relato se encuentra registrado en los tres evangelios sinópticos, Mateo, Marcos
y Lucas, por Marcos, sabemos que estos religiosos habían venido directamente de
Jerusalén para espiar a Jesús: “Pero los escribas que habían venido de
Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios
echaba fuera los demonios”, (Marcos 3:22). En esta oportunidad la rivalidad
entre Jesús y estos judíos sigue creciendo a tal punto que emiten un juicio blasfemo
en contra de su ministerio, pero nuestro Señor les refuta acudiendo a tres
razones que apuntan que el reinado de satanás está llegando a su fin, y el
reino de los cielos se ha acercado.
Una acusación blasfema |
Una Acusación Blasfema
“Entonces fue traído a él un endemoniado,
ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba.
Y toda la gente estaba atónita, y decía:
¿Será éste aquel Hijo de David? Más los
fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú,
príncipe de los demonios”.
Mateo
12:22-24
En esta ocasión la gente le trae a Jesús un hombre endemoniado, el cual
estaba ciego y mudo: Entonces fue traído a él un endemoniado,
ciego y mudo. En este caso se le atribuía la condición de ceguera y mudez del hombre
al demonio, y ya en otras ocasiones se muestra como los demonios eran
responsables de algunas enfermedades: “y había allí una mujer que desde hacía
dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna
manera se podía enderezar”, (Lucas 13:11). Inmediatamente Jesús expulso al
demonio y la persona recupero su vista y habla por lo que la gente quedo
atónita preguntándose si realmente él era el Hijo de David, un título exclusivo
del Mesías esperado: y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo
veía y hablaba. Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo
de David? No obstante, allí
estaban los de la secta de los fariseos los cuales presenciaron el mismo
milagro el cual difícilmente podían negar. Para este momento los fariseos y
escribas se habían pronunciado en contra de Jesús, por lo que tenían dos
opciones. Una era aceptar el milagro de parte de Dios, pero con eso avalarían
el ministerio de Jesús. La otra opción fue desacreditar el milagro, pero como
era algo que realmente había ocurrido lo único que les quedo fue decir que
Jesús por obra del diablo echaba fuera demonios: Más los fariseos, al oírlo, decían: Este no
echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. La palabra Beelzebú
es una transliteración que los judío utilizaban para referirse al diablo, la
cual provenía del hebreo Baal Zebub (2 Reyes 1:3), nombre de un dios pagano de
la antigüedad que literalmente significa señor de las moscas. Durante siglos
Satanás reino sobre los hombres sin nadie que pudiese hacerle frente, las
posesiones demoniacas atormentaban a los hombres y no había nadie que pudiera contrarrestarlas,
pero ahora aquí esta uno que lo hace y ante poder el reino de las tinieblas es
impotente, una clara evidencia que el reino de Dios se había acercado a los
hombres y Jesús les contestara por qué esto es así.
Un Reino Dividido Contra sí mismo no Prevalece
“Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos,
les dijo: Todo
reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida
contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí
mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino?”.
Mateo
12:25-26
En esta ocasión sus enemigos no le refutaron nada directamente sino lo
hicieron a su espalda, aseverando que echaba los demonios por obra de Beelzebú
y sabiendo nuestro Señor Jesucristo les refuta sus acusaciones: Sabiendo
Jesús los pensamientos de ellos, les dijo. El primer argumento que Jesús
establece para contradecir su blasfema acusación proviene de la misma lógica.
Él les pregunta cómo Satanás puede echar fuera a Satanás mismo, esto
demostraría que su reino estaría dividido, y ningún reino dividido prevalece
mucho tiempo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y
toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si Satanás echa
fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su
reino? Por tanto. Los
fariseos no podían tener la razón, porque si el reino de Satanás estaba
dividido sus días estaban contados, de lo contrario esto significa que un nuevo
reino, uno más fuerte, el reino de los cielos se había acercado para someter el
reino de Satanás.
Los mismos Discípulos de los Fariseos Refutan las Falsas Acusaciones
“Y si yo echo fuera los demonios por
Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros
jueces”.
Mateo
12:27
En segundo lugar, para refutar la acusación de los fariseos Jesús acude a
la práctica de echar demonios que sus mismos discípulos practicaban. La
práctica del exorcismo entre los judíos se practicaba desde muy antiguos. En la
antigüedad se solían creer que todas las enfermedades y calamidades eran
consecuencias de los demonios. En ocasiones las personas enfermas acudían a
estos exorcistas con el fin de ser liberados y eran sometidos a un ritual de
liberación. Muchos casos de liberación no eran consecuencia de una verdadera liberación,
sino más bien de la sugestión, sus mentes se predisponían a creer en estas
prácticas y generalmente salían mejor sin saber que se trataba de enfermedades
comunes. Josefo, un historiador judío, en su libro Antigüedades nos narrar la
forma de cómo llevaban a cabo esta práctica basado en algunos encantamientos
que afirmaban provenían del mismo Salomón. De acuerdo a su narración a través
del uso de una cierta raíz se conjuraba al demonio a salir por la nariz del
poseído, una vez esto se lograba el demonio
caía al suelo y allí se repetían los encantamientos que Salomón había
establecido con el fin de ordenarle al demonio salir fuera para siempre. Otro
ejemplo de esta creencia de expulsar fuera demonios lo tenemos en el libro
apócrifo de Tobías donde un ángel le da instrucciones de como echar fuera un
demonio que tenía poseída a su esposa: “Pero el ángel le dijo: – ¡Agarra el
pescado, no lo sueltes! El muchacho agarró el pescado y lo sacó a la orilla. El
ángel le dijo: –Ábrelo y sácale la hiel, el corazón y el hígado, y guárdalos.
Son un remedio muy útil. Los intestinos, tíralos”, (Tobías 6:3-4). Posteriormente se narra cómo Tobías hace el
conjuro para expulsar el demonio: “Tobías se acordó entonces de lo que le
había dicho Rafael. Sacó de su bolsa el hígado y el corazón del pescado, y los
puso sobre las brasas en las que se
quemaba incienso. El olor del pescado no dejó acercarse al demonio, el cual
salió huyendo por el aire hasta la parte más lejana de Egipto.[a] Rafael
también fue allá, encadenó al demonio y volvió inmediatamente”, (Tobías 8:2-3).
Ahora bien, todas estas prácticas no significaban que realmente eran efectivas,
ya que muchas veces se trataban de enfermedades comunes, pero en otros como en
este caso eran los demonios los responsables de ello. Ahora Jesús considerando
esta práctica que era común entre los discípulos de los fariseos a los cuales
llama sus hijos, y si esto lo aprobaban, por qué no iban a aprobar el hecho que
Jesús sin tanto conjuro echaba fuera los demonios: Y si yo echo fuera los demonios por
Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros
jueces.
La Liberación de Demonios es una evidencia que el Reino de Dios
“Pero si yo por el Espíritu de Dios echo
fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios”.
Mateo 12:28
Jesús les declara a su audiencia que el milagro de liberación de demonios
no es más que una evidencia más que el reino de Dios se había acercado a los
hombres: Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios,
ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. En su libre dominio Satanás y
sus demonios atormentan a los hombres porque tienen señorío sobre ellos por
causa del pecado y no había nadie que fuera capaz de hacerles frente a su reino
de las tinieblas, sin embargo, ahora allí estaba Jesús que había llegado para
romper el yudo de este reino de terror, y esta misma autoridad le ha sido
otorgada a su iglesia.
La Liberación de Demonios es una evidencia Jesús es más Poderoso que Satanás
“Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa
del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá
saquear su casa. El que no es conmigo,
contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”.
Mateo
12:29-30
Finalmente, la liberación de demonios por parte de Jesús significa que Él
es más poderoso que Satanás y su reino de las tinieblas. Para ilustrar esta verdad Jesús les narra
esta parábola: ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre
fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su
casa. A menos que alguien
sea más fuerte que su oponente podrá someter a su enemigo, y en este caso los
demonios se quedaban impotente ante la autoridad de Jesús. Muchas personas
creen que no hay nada que se pueda hacer con la brujería o el ocultismo
satánico, aun Hollywood promueve esta idea a través de sus películas de
posesiones demoniacas donde sus exorcista son vencidos generalmente, pero la
realidad es que Jesús es más poderoso que cualquier ángel caído, incluyendo al
mismo diablo, y aun su iglesia lo es porque tiene el respaldo del Espíritu
Santo, y cualquier cautivo del diablo puede hoy ser liberado: “¿Será
quitado el botín al valiente? ¿Será rescatado el cautivo de un tirano? Pero así
dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín
será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus
hijos”, (Isaías 49:24-25).
Por tanto, el hecho que Jesús eche fuera los demonios es una prueba irrefutable
de la gran autoridad que Él tiene, y esto les anuncia que el reino de Dios se
había acercado, por lo que todo aquel que creer en Él recibe el favor de Dios,
pero todo aquel que lo rechaza, rechaza el reino del cielo y pierde su alma: El que
no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.
Ciertamente el Reino de Dios ha llegado a nuestra vida para liberar al cautivo por el poder del Espíritu Santo. Amén
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