El Fruto del Espíritu: Humildad



Humildad: El concepto equilibrado de uno mismo


“Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia.”.
Mateo 5:5 (BAD)

                   La humildad de la octava característica que aparece enumerada en la lista del fruto del Espíritu de Gálatas 5:22-23. De hecho el Señor Jesús en el Sermón del Monte declaro una bienaventuranza para aquellos que reflejaran esta cualidad prometiéndoles que ellos serían los que heredarían la tierra prometida, bienaventuranza que está tomada del Salmo 37:11 que dice: “pero los mansos heredarán la tierra y se recrearán con abundancia de paz”. Por estas palabras no cabe duda que la humildad es estimada en gran manera a los ojos de Dios. Las palabras griegas que se traducen en el castellano como humildad son muy difíciles de definir porque no hay palabras exactas para describirla. El diccionario de la Real Academia Europea define la humildad como: “Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento”.  El diccionario bíblico cristiano del Dr. J. Domínguez traduce la humildad como: “Sumisión, modestia, reconocer la verdad, aceptar la propia realidad delante de Dios y de los hombres, de que soy polvo y en polvo me voy a convertir”. ¡Cuán grande es esta virtud que determina un factor muy importante para llamar la atención de Dios! De hecho es al corazón humilde que Dios no puede rechazar, y son los humildes los que ganan su favor en esta tierra; caso contrario a los orgullos a los cuales ni siquiera vuelve a ver: “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos”, (Salmo 138:6, RV60). Veamos más en detalle el significado de las palabras en griego que se traducen como humildad.

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 “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”.

Efesios 4:2 (RV60)

                      En Efesios 4:2 el apóstol Pablo utiliza dos palabras en el mismo versículo que son las que generalmente se traducen a lo largo de la Biblia como humildad o mansedumbre. En primer lugar aparece tapeinofrosúne (ταπεινοφροσύνη) la cual aquí se traduce como humildad.  Esta palabra difícil de traducir en una sola palabra significa tener humildad de mente. En sí tapeinofrosúne es la humildad viene del conocimiento propio. Es llegar a tener el pleno conocimiento de nuestras capacidades, debilidades e imperfecciones con el fin de no tener un mayor concepto de uno mismo. Es una humildad que se genera en la mente del cristiano y se refleja en sus actitudes externas.  Este mismo concepto lo maneja Pablo al decirnos: “Por la gracia que se me ha dado,  les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener,  sino más bien piense de sí mismo con moderación,  según la medida de fe que Dios le haya dado”, (Romanos 12:3, NVI). En este caso la palabra que Pablo utiliza pàra moderación es sofronéo (σωφρονέω) y significa prudencia, buen juicio. De tal forma que la humildad proviene de un conocimiento apropiado de nosotros mismos. La humildad implica reconocer nuestras propias debilidades y limitaciones sin llegar al extremo de la baja autoestima. También la humildad es capaz de reconocer las fortalezas y talentos propios sin caer en la vanagloria propia. La verdadera humildad sabe darle la gloria únicamente a Dios y no a sí misma. Rick Warren lo dijo mejor: “Humildad no es pensar menos de ti, sino menos en ti”. R.C. Trench dijo respecto a tapeinofrosúne: “La humildad viene del sentimiento constante de nuestra propia criatura. Nos encontramos en una situación de absoluta dependencia de Dios. Somos criaturas; y para la criatura no puede caber sino humildad en la presencia del Creador. La humildad cristiana se basa en el conocimiento propio, en la contemplación de Jesucristo y en las demandas de Dios”. Antes de Cristo, la humildad era considerada una palabra vil que describía una actitud cobarde y menospreciable. Sin embargo, después de Cristo, el cristianismo acuño esta palabra convirtiéndola en una de las grandes virtudes de la fe.

La segunda palabra que aparece en Efesios 4:2 es la que la RV60 traduce como mansedumbre, y es la palabra griega praótes (πρᾳότης) la cual literalmente significa alguien que tiene las riendas de sí mismo. Praótes es la palabra griega que se usa para definir a un animal que ha sido domado y domesticado para obedecer y estar perfectamente controlado. Por tanto, el hombre que posee esta cualidad es el que tiene todos los instintos y las pasiones bajo perfecto control. No sería justo decir que tal hombre tiene un dominio propio total, porque tal cualidad rebasa la capacidad humana. Pero sí sería correcto decir que el que tiene esta cualidad vive totalmente bajo el control de Dios. Praótes es la capacidad que se nos da para controlar la ira, para no vengarnos aun cuando pudiésemos hacerlo. En este sentido, Praótes es la cualidad que nos hace humildes aun cuando somos provocados a ira, esa cualidad de mantener sumisas todas nuestras emisiones y someternos a Dios es una cualidad importantisima en la vida cristiana.

Estas dos cualidades son tan relevantes en nuestra vida cristiana que todos debemos esforzarnos por replicarlas, especialmente porque nuestro Señor Jesús nos exhorto a imitarlo en estas cualidades:

“Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso (práos) y humilde (tapeinós) de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas”.

Mateo 11:29 (RV95)

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