“Otra
parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de
mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más
pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las
hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y
hacen nidos en sus ramas”.
Mateo 13:31-32
INTRODUCCIÓN
Si consideramos la vida de aquellas
personas que han impactado este mundo realizando grandes obras para Dios, definitivamente
D. L. Moody estaría en ese listado. Tan
grande era el poder que tenía en su ministerio que algunos lo llamaron un “Tercer Gran Despertamiento”. Los
siguientes veinticinco años recorrió el mundo de habla inglesa. Predicó a
aproximadamente cien millones de personas, inicio escuelas, fundó
universidades, y dejó su huella en el evangelismo del siglo diecinueve. Tuvo
una vida admirable. “Sin educación
superior, fundó tres escuelas. Sin formación teológica, reformó la cristiandad
victoriana. Sin radio ni televisión, alcanzó a cien millones de personas”. Su
vida cambió la percepción que tiene el público de un evangelista. Su ejemplo
promovió la separación de la teología y el evangelismo en la mente del público.
La resumió en tres puntos: arruinado por el pecado, redimido por la sangre, y
regenerado por el Espíritu Santo.
Como la mayoría de obreros cristianos, el ministerio de
Moody impactó la iglesia en muchas maneras no vistas antes. Moody influyó
profundamente en F. B. Meyer. Meyer, con nuevo fervor evangelístico, influyó en
J. Wilbur Chapman. Chapman ayudó al ministerio de Billy Sunday, quien a la vez
tuvo un profundo impacto en Modacai Ham. Ham, en una campaña evangelística en
Carolina del Norte, guió a Billy Graham a Cristo. Dios se mueve de manera
misteriosa, y el ministerio de D. L. Moody constantemente nos recuerda esta
verdad. Un ministerio que comenzó como una semilla de mostaza, pero creció hasta
convertirse en un gran árbol frondoso que dio mucho fruto.
De igual forma, Dios nos ha entregado en nuestra manos un
ministerio, el cual en sus inicios puede ser pequeño, pero con el tiempo se
puede convertir en algo grande, tal y como lo muestra la parábola de la semilla
de mostaza. Pero, ¿que necesitamos para ser parte de ello? Veamos tres puntos de ello.
Esperando una buena cosecha |
I. PREPARARSE PARA LA SIEMBRA.
“Sembrad
para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para
vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os
enseñe justicia”.
Oseas 10:12
Antes de iniciar el trabajo de la
siembra, el agricultor debe realizar la obra previa de preparar el terreno
arándolo para que la semilla caiga en buena tierra. Esto requiere mucho
esfuerzo físico, horas de trabajo y paciencia. Por ejemplo la parábola de la
villa que está en Isaías nos da la idea de cómo era el trabajo previo a esta
tarea:
“La había cercado y despedregado y plantado de vides
escogidas; había edificado en medio
de ella una torre, y hecho
también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas
silvestres”.
Isaías
5:2
En la obra de Dios es semejante,
antes de cualquier cosa debemos trabajar en prepararnos para esta gloriosa
tarea. Este trabajo incluye horas de estudio en la palabra de Dios y oración,
disciplina en nuestra vida espiritual, tomar cada día la cruz, someternos a las
pruebas que Dios nos envía para moldear nuestro carácter, etc. Todo esto no es
fácil, pero es necesario antes de comenzar a esparcir la semilla de la palabra
de Dios. La preparación antes de una gran obra es necesaria y la podemos ver en
la Biblia. Moisés pasó 40 años en el desierto antes de ser llamado por Dios.
Josue sirvió muchos años a Moisés antes de sucederlo. David tuvo que sufrir muchas
persecuciones y sufrimientos por parte de Saúl antes de convertirse en rey en
Israel, Samuel se crio en el templo y se mantuvo en fidelidad a Dios hasta
convertirse en un hombre adulto y comenzar a juzgar a Israel. Juan el Bautista
vivía en el desierto de donde comenzó su ministerio. Pablo viajo a Arabia y
permaneció allí 3 años aprendiendo antes de iniciar su ministerio. En fin,
antes de iniciar un ministerio debemos prepararnos para la siembra.
II. ESPARCIR LA SEMILLA DE LA PALABRA.
“Porque
como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que
riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y
pan al que come, así será mi palabra que
sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será
prosperada en aquello para que la envié”.
Isaías 55:10-11
El siguiente paso consiste en
predicar y enseñar la palabra de Dios la cual es la única capaz de transformar
las vidas de los hombres. Cuando Jesús inicio su ministerio el eje central giró
alrededor de enseñar, predicar y sanar a los enfermos:
“Y
recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando
el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el
pueblo”.
Mateo 4:23
Como responsables de esparcir la
semilla de la palabra de Dios debemos prepararnos para esta loable tarea, todas
nuestras enseñanzas o pensamientos deben ser respaldados por la Biblia ya que
esta tiene un gran poder en sus oyentes:
“Porque la palabra de
Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra
hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne
los pensamientos y las intenciones del corazón”.
Hebreos
4:12
III. ESPERAR PACIENTEMENTE HASTA LA SIEGA.
“Decía además: Así es
el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; y duerme y
se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.
Porque de suyo lleva fruto la tierra, primero hierba, luego espiga, después
grano lleno en la espiga; y cuando el fruto está maduro, en seguida se mete la
hoz, porque la siega ha llegado”.
Marcos
4:26-29
Los resultados de la siembra no se
dan de inmediato. Existe en periodo de tiempo donde tenemos que esperar los
frutos. Obviamente hay un momento donde la semilla brota y crece sin que el
agricultor sepa cómo. Dios es el responsable de que la semilla plantada en los
corazones de las personas germine y de frutos, pero esto no significa que
nuestra participación es nula. Al contrario, mientras la planta crezca
requerirá un cierto cuidado, como abono, riega, cuido de animales que la puedan
devorar, etc. Una de las formas de cuidar esta obra que Dios nos ha encomendado
es a través de la oración.
“Y nosotros
persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra”.
Hechos
6:4
También se requiere el cuidado de
todas las personas que están alrededor de nosotros, la Biblia nos enseña que
los obreros de Dios deben realizar esta tarea:
“También
os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco
ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos”.
1 Tesalonicenses 5:14
Obviamente debemos tener la
sabiduría de Dios al momento de amonestar y exhortar a los demás, nuestras
palabras deben contribuir a la edificación en lugar de la destrucción.
“Sea
vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo
debéis responder a cada uno”.
Colosenses 4:6
Y en general, como obreros de Dios
debemos realizar la difícil tarea de pastorear al rebaño que se nos ha
encomendado:
“Apacentad
la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino
voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como
teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de
la grey”.
1 Pedro 5:3-4
CONCLUSIÓN.
Por tanto, si queremos ver que la
obra que Dios nos encomendó en nuestras manos prospere, debemos tener en cuenta
que vamos atravesar por el siguiente proceso:
1.
Prepararnos
para la obra que realizaremos en espiritualidad y su palabra.
2.
Sembrar
la palabra de Dios a través de la predicación y la enseñanza.
3.
Esperar
pacientemente el crecimiento, cuidando la obra de todo aquello que la pueda
destruirla.
Dios guarde siempre y bendiga su vida y Ministerio
ResponderBorrarTrabajamos con un grupo de niños y adolescentes como escuela bíblica y este estudio de la palabra de Dios ha hablado a mi vida gracias a prepararnos para sembrar bien y poder tener una buena cosecha en el tiempo perfecto de Dios y la gloria sea para nuestro Dios
Poderoso, muchas gracias por este estudio es de gran bendición para mí vida . Bendigo su casa y famimia💕
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