“En
el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea
Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de
Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino
palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y él fue por toda la
región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón
de pecados”.
Lucas 3:1-3
INTRODUCCIÓN
Desde Malaquías habían transcurrido más de 400 años
sin que Israel experimentara una visitación de Dios. La nación que fue cuna de
grandes reyes como David el hombre conforme al corazón de Dios, grandes
profetas como Elías, Eliseo, Ezequías, Amos, Samuel, entre otros, grandes
guerreros como Josué y los jueces de Israel, grandes salmistas y escritores
como Asaf, los hijos de Coré y otros, la nación donde se encontraba el Templo
de Salomón y la presencia de Dios se manifestaba poderosamente ahora se
encontraba esclavizada por el imperio Romano y en una decadencia espiritual.
Juan el Bautista predica en el desierto |
I.
UNA
SOCIEDAD DESESPERADA.
Los versículos anteriores no solo nos ubican en el
tiempo sino también nos hablan acerca de la condición social y espiritual en la
cual vivían los judíos.
1.
Tiberio Cesar era el emperador. Esto nos dice que
Judea estaba bajo el yugo romano. Los emperadores romanos se caracterizaron por
su crueldad y falta de moral.
2.
Poncio Pilato, gobernador de Judea era un hombre sin escrúpulos
que no le importaba condenar al inocente con tal de agraciar al pueblo, tal y
como lo hizo con Jesús.
3.
Herodes tetrarca, reinaba en Galilea, fue un hombre
sin escrúpulos que mato a Juan el Bautista solo por complacer la petición de
Salomé, su hijastra. Además era incestuoso, ya que se había casado con su
sobrina Herodías, lo cual no fue aprobado por los judíos.
4.
Anás y Caifás, los sumos sacerdotes. Se esperaba que
solo existiera un solo sumo sacerdote, pero debido a la corrupción político-religiosa
que existía, al sumo sacerdote los romanos lo escogían de acuerdo a su
conveniencia. Así Anás fue el sumo sacerdote por un tiempo, pero después su
yerno paso al cargo, aunque detrás de él era Anás el que lo conducía y tenia la
influencia.
Este era el ambiente en el que vivía el pueblo de
Judá. Legislado por emperadores, gobernadores y reyes corruptos, despiadados,
sin moral e idolatras. Sus lideres espirituales habían sido corrompidos por el
poder y las riquezas, no existía una palabra de Dios en sus labios, así todos vivían
en un verdadero desierto espiritual, con un futuro incierto. Aparte de esto,
muchos judíos se habían levantado en armas tratando de liberar a su nación de
esta injusticia, pero no lo habían logrado, generalmente sus intentos
terminaban en miles de muertes.
Hoy en día vivimos en una sociedad similar a esta. El
reino del pecado y Satanás a esclavizado a esta sociedad, vivimos en un mundo
donde la política se ha corrompido, donde existen grandes desigualdades e
injusticias, donde el crimen, la violencia, la pobreza y escases de trabajos
golpean a la sociedad moderna. Ante esta realidad, ¿Qué podemos hacer?
II.
LA
RESPUESTA A UNA SOCIEDAD DESESPERADA
La misma sociedad ha buscado formas
de aliviar su desesperación a través del exterminio de los delincuentes, buscar
ayuda en otros países, guerras civiles, diferentes filosofías e idealismos;
pero no ha logrado nada, ya que la raíz del problema radica en el corazón malo
del ser humano el cual solo puede ser cambiado por el mensaje del evangelio. Fue
en medio de esta situación desoladora que Dios levanto a un hombre que trajo la
esperanza a ese mundo oscuro: vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Es interesante observar cuan grande era la necesidad
de la gente que abandonaba la comodidad de sus hogares en las ciudades para
acudir al desierto solo para oírlo. Esto nos habla de la gran necesidad
espiritual que ellos tenían en sus almas “En aquellos
días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea… Y salía a él
Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán”, (Mateo 3:1,5). El árido
desierto es un símbolo del desierto espiritual en el que se encontraba esta
gente.
III.
¿CUÁL ERA
EL MENSAJE DE JUAN?
“Y
él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del
arrepentimiento para perdón de pecados”.
El mensaje de Juan era sencillo: el
arrepentimiento para perdón de pecados. En una sociedad corrompida por la
injusticia de grandes desigualdades, solo Dios ofrece una esperanza gloriosa:
la vida eterna.
“El ladrón no viene sino para hurtar y matar
y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia”.
Juan 10:10
Sin embargo esto se alcanza a través
del arrepentimiento de nuestros pecados, solo así Cristo puede ofrecernos su
perdón y la vida eterna. Juan el Bautista trajo un mensaje de esperanza a este
mundo, su misión corta pero poderosa consistió en preparar el camino para el
Mesías, el Cristo, el Hijo de Dios, el dador de la vida. Este camino era el
arrepentimiento. Solo el arrepentimiento abre las puertas del corazón a la
única esperanza en la vida.
Jesús es la respuesta para todos los problemas de la
vida, pero antes debemos arrepentirnos para el perdón de pecados.
CONCLUSIÓN
Solamente a través del
arrepentimiento obtenemos el perdón de nuestros pecados, y solo a través de
Cristo podemos encontrar una vida de victoria y la vida eterna.
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