“En esto
se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no
hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios”.
1 Juan 3:10
INTRODUCCIÓN
Generalmente vivimos en un mundo
donde se critica todo lo que se ve: la política, el cine, el vestuario, las
propiedades que otros puedan tener e incluso a los cristianos. Muchas de las
críticas están basadas en opiniones egoístas fundamentadas en su odio al
evangelio, lamentablemente muchas otras son provocadas por el mal testimonio
que como creyentes podamos provocar. Las acciones de muchos supuestos
cristianos son un mal testimonio para las personas a tal punto que oímos toda
clase de cosas que suceden entre los creyentes que al final solo sirve de tropiezo
a los incrédulos.
“De
cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun
se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre”.
1 Corintios 5:1
Sin
embargo, como creyentes, si hemos nacido de nuevo estamos obligados a dar los
frutos del arrepentimiento, por eso el seguir a Cristo nos lleva a cumplir
ciertas exigencias.
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Las exigencias de seguir a Cristo |
I.
SEGUIR A CRISTO EXIGE: ABANDONAR
EL PECADO.
“Todo
aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios
permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios”.
1 Juan 3:9
Una de las exigencias de los
seguidores de Cristo es el vivir en
santidad. Por ello la Biblia nos exhorta a vigilar nuestra manera de
conducirnos en este mundo.
“Como
hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en
vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también
vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed
santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción
de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo
de vuestra peregrinación”.
1 Pedro 1:14-17
En este pasaje Pedro nos enseña tres
razones por las cuales debemos andar en piadosa vida lejos del pecado.
1. Porque ya no somos ignorantes de
su voluntad (Como
hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en
vuestra ignorancia).
2.
Porque
Dios es Santo (como
aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera
de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.).
3. Porque Dios juzgara todas
nuestras acciones (Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas
juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra
peregrinación).
Por tanto, todo cristiano debe
luchar contra su naturaleza pecaminosa para hacerla morir.
“Si,
pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está
Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no
en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con
Cristo en Dios… Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación,
impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría… Pero
ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia,
palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros,
habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el
cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento
pleno”.
Colosenses 3:1-3, 8-10
II.
SEGUIR A CRISTO EXIGE: DEMOSTRAR
A LOS DEMÁS QUE LOS AMAMOS.
“Pero el
que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra
contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos
de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”.
1 Juan 3:17-18
Toda persona que diga ser cristiano está
obligada a demostrarlo, y una característica de los verdaderos nacidos de nuevo
es el amor hacia sus prójimos. Este amor nos debe impulsar a ayudar a los
necesitados, tal y como Santiago lo dice:
“La
religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los
huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del
mundo”.
Santiago 1:27
III.
SEGUIR A CRISTO EXIGE: TENER UNA
CONCIENCIA LIMPIA.
“Pues si
nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe
todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos
en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque
guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de
él. Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y
nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado”.
1 Juan 3:20-23
Seguir a Cristo nos exige tener una
verdadera conciencia limpia delante de Dios. Una consciencia limpia nos permite
tener una comunión libre delante de Dios, sin embargo, cuando pecamos nuestro
corazón nos reprende, y la culpa del pecado nos consume, si es que somos
verdaderos nacidos de nuevo.
“Bienaventurado
aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado
el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay
engaño. Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día.
Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en
sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije:
Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado”.
Salmo 32:1-5
Cuando alguien ha nacido de nuevo no
puede vivir en el pecado y cuando peca, no puede vivir mucho tiempo en esta
situación, sino todo lo contrario, rápidamente busca el perdón de Dios, por
ello las Escrituras nos impulsa a confesar nuestras maldades a Dios para que
las perdone.
“Hijitos
míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”.
1 Juan 2:1
CONCLUSIÓN
Las exigencias de una vida en Cristo
son:
1. Abandonar
el pecado.
2. Demostrar
a los demás que lo amamos.
3. Tener
una conciencia limpia.
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