“Y alzando los ojos
hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque
vuestro es el reino de Dios. Bienaventurados los que ahora tenéis hambre,
porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de
sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del
Hombre. Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es
grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas. Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis
vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque
tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y
lloraréis. ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!
porque así hacían sus padres con los falsos profetas.
Lucas
6:20-26
INTRODUCCIÓN
“Soy
el hombre más feliz del mundo”, declaro Antonio Pavón, un 14 de Febrero del
2013 en la fiesta de San Valentín durante un reality show al momento que le
proponía matrimonio a su prometida Sheyla Rojas. Con una buena posición económica, salud
física, toda una vida por delante y ahora con la plena certeza de haber
encontrado a su media naranja, Antonio Pavón declaraba: “Soy el hombre más feliz del mundo”. Pero ante semejante declaración,
podríamos preguntarnos ¿en qué consiste la verdadera felicidad? El mundo nos dice
que para ser felices necesitamos: dinero, placeres, poder, fama, buen trabajo,
salud, buena apariencia física, propiedades; sin embargo, Jesús nos muestra
quienes son los verdaderos dichosos.
Los dichosos de este mundo |
I.
JESÚS CONTRADICE LOS PARAMETROS DE
FELICIDAD DE ESTE MUNDO.
Estos
versículos pertenecen a un sermón conocido como el sermón del llano, parecido
al sermón del Monte de Mateo 5. En los primeros versículos Jesús utiliza una
palabra para hacer referencia a los afortunados: Bienaventurados. Cuando la
Biblia habla de Bienaventurado, se refiere a alguien doblemente feliz,
dichosísimo por el hecho de haber recibido el favor de Dios. Contrario a lo que
piensa el mundo, Jesús nos muestra donde se encuentra la verdadera felicidad.
La verdadera felicidad viene de mirar el mundo desde la perspectiva de Dios, la
que a menudo se opone al punto de vista humano.
II.
LOS VERDADEROS BIENAVENTURADOS.
Prácticamente
Jesús ofrece los pasos a la verdadera felicidad: “… Bienaventurados
vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios…” Cuando se hace referencia aquí a los pobres,
no se refiere específicamente a los de escasos recursos económicos, sino
aquellos de humilde condición espiritual. Uno de los mayores males de la
sociedad es la soberbia que existe en su corazón, este pecado los impulsa a
pensar solo en ellos mismos, no les importa dañar a otros y viven solo para sus
deleites personales. Sin embargo Dios aborrece a los soberbios:
“Porque Jehová es
excelso, y atiende al humilde, más al altivo mira de lejos”.
Salmo
138:6
La verdadera felicidad se encuentra
en tener comunión con Dios y para ello necesitamos ser pobres de espíritu, solo
en Dios encontramos la respuesta a nuestras necesidades y somos herederos del
Reino de Dios.
“…
Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados…”
Tener hambre significa tener
necesidad, la necesidad que todo ser humano experimenta en su ser y que busca
llenar a través de lo que el mundo ofrece; pero ninguna de estas es capaz de
satisfacer su alma. La verdadera felicidad se encuentra en conocer la voluntad
de Dios para mi vida. Que es lo que Él desea de mi vida. Cuando nos encontramos
en sus propósitos nuestra vida cambia completamente y nuestra alma realmente es
saciada.
“… Bienaventurados
los que ahora lloráis, porque reiréis…”
La verdadera felicidad se encuentra
en un corazón arrepentido que reconoce sus pecados y vive para Cristo. Todos
aquellos que no renuncian a sus pecados busca la manera de ser felices en lo
que el mundo ofrece, sin embargo, todo esto los conducirá a la condenación
eterna. Un día ya no reirán en su pecado, sino lloraran en el castigo eterno;
pero los que ahora lloran su pecado, reirán en la presencia de Dios.
“… Bienaventurados
seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os
vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre.
Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en
los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas…”
Para el mundo ser cristiano es algo pasado de moda
ya que piensan que el cristianismo es una prohibición para disfrutar del mundo,
por tal motivo la vida cristiana es despreciada, aparte de que es sometida a
pruebas, tentaciones y persecuciones, pero Jesús nos dice: Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí
vuestro galardón es grande en los cielos.
Tristemente los que ahora se
consideran los más afortunados y desprecian el valor del evangelio sufrirán
grandemente.
III.
LOS VERDADEROS DESDICHADOS.
“…Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis
vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque
tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y
lloraréis. ¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!
porque así hacían sus padres con los falsos profetas”.
La exclamación ¡Ay! Nos declara
gran dolor, y esto es lo que les espera a aquellos que dicen ser felices con
los placeres que el mundo le ofrece y hacen menosprecio del Evangelio porque lo
consideran anticuado o un camino demasiado difícil. Sin embargo, para alcanzar
el favor de Dios debemos morir a nuestros pecados, llorarlos y renunciar a
nuestro egoísmo porque de lo contrario hoy reiremos en el pecado, pero después
lloraremos en el infierno.
Jesús
lo dijo de esta forma:
“Entonces Jesús dijo a
sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y
tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y
todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará
al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará
el hombre por su alma?”
Mateo
16:24-26
La verdadera felicidad se encuentra
en alcanzar la vida eterna y para ello necesitamos renunciar a nuestros deseos
egoístas y al pecado. Si solo vivimos para nuestro pecado un día seremos los
más desdichados eternamente.
CONCLUSIÓN
La verdadera felicidad se encuentra:
en
ser de espíritu humilde, que reconoce y llora sus pecados y tienen un alma necesitada
que solo se sacia con Dios. Sin embargo la verdadera desdicha se
encuentra en lo que ahora ríen y se sacian en el pecado porque un día lloraran
eternamente.
Este incompleto el estudio de las Bien
ResponderBorraraventuranzas en Lucas 6:20-26
Gracias por ser la voz de Dios a través de éstos masajes. Bendiciónes
ResponderBorrarExelente muy bueno
ResponderBorrarExcelente estudio
ResponderBorrarAmén Dios es Bueno
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