Imitadores de lo bueno (3 Juan 11)


“Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios”.
3 Juan 11

INTRODUCCIÓN


            Una de las características de las personas que vivimos en los países latinoamericanos es que tendemos a imitar todo lo que vemos. Así vemos como el ser humano imita todo lo que sale a la moda en cuanto a vestuario, tecnologías, dichos, y en general cualquier cosa que llame su atención. Sin embargo, muchas de las cosas que el ser humano imita son desagradables delante de Dios y por eso el apóstol Juan dice: Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. Como creyentes debemos buscar siempre imitar toda acción buena que contribuya con nuestro crecimiento espiritual y nos acerque más a Dios, y en la Biblia encontramos algunas actitudes dignas de imitar, de hecho el apóstol Pablo exhortaba a los creyentes a hacerlo:

“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”.
1 Corintios 11:1

“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados”.
Efesios 5:1

“Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros”.
Filipenses 3:17

En la Biblia encontramos los siguientes ejemplos dignos de imitar.

Imitadores-bueno
Imitadores de lo bueno

I.            DEBEMOS IMITAR LA ACTITUD DE ORACIÓN DE DANIEL.


“Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes”.
Daniel 6:10

Según este texto vemos uno de los hábitos del profeta Daniel: orar tres veces al día. La oración no es solo un requisito más para ser cristiano, sino una verdadera necesidad y por eso Daniel oraba constantemente a Dios.

¿Por qué razón debemos orar?:

1.      Porque es un medio para comunicarnos con Dios y recibir respuesta de Él: “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho”, (1 Juan 5:14-15).
2.      Porque a través de la oración recibimos fortaleza en medio de nuestras angustias: “Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo, porque tú has sido mi refugio, Y torre fuerte delante del enemigo”, (Salmo 61:2-3).
3.      Porque a través de la oración recibimos la sabiduría para tomar buenas decisiones: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”, (Santiago 1:5).

Por tanto es necesario que nosotros también imitemos esta buena acción de orar constantemente a Dios.

“Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz”.
Salmo 55:17

    II.            DEBEMOS IMITAR EL ANHELO DE DAVID POR ESTAR EN LA CASA DE DIOS.


“Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad”.
Salmo 84:10

Otra actitud digna de imitar es la del rey David: su anhelo por estar en la casa de Dios. Como cristianos también nosotros debemos desarrollar el hábito de congregarnos con fidelidad.

“no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”.
Hebreos 10:25

El congregarnos es sumamente importante debido a por lo menos 3 razones:

1.      Porque en la congregación podemos aprender más de la palabra de Dios a través de la predicaciones de los pastores: “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe”, (Hebreos 13:7).
2.      Porque en la congregación tenemos comunión con los hermanos: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, El cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras;  Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna”, (Salmo 133:1-3).
3.      Porque en la congregación podemos ejercer nuestros dones con libertad y recibir edificación: “El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia”, (1 Corintios 14:3).

En general, el hecho de congregarnos contribuye con nuestro crecimiento espiritual, por tanto, esta actitud de David es digna de imitar.

 III.            DEBEMOS IMITAR LA ACTITUD DE ESDRAS CON LA PALABRA DE DIOS.


“Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos”.
Esdras 7:10

Esdras nos enseña tres hábitos dignos de imitar con respecto a la palabra de Dios:

1.      Debemos preparar nuestro corazón para escudriñar la palabra de Dios: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”, (Juan 5:39).
2.      Debemos preparar nuestro corazón para obedecer la palabra de Dios: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace”, (Santiago 1:22-25).
3.      Debemos preparar nuestro corazón para enseñarla a otros: “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad”, (Daniel 12:3).

Por tanto, la actitud de Esdras al preparar su corazón para estudiar, vivir y enseñar la palabra de Dios es digno de imitar.

  IV.            DEBEMOS IMITAR LA ACTITUD DE CRISTO.


“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”.
Filipenses 3:5-8

            Si hay un ejemplo que debemos imitar es el de Cristo Jesús. Él es nuestro modelo en todas las áreas de nuestra vida: humildad, oración, servicio, amor, paciencia, perdón, santidad, espiritualidad, sacrificio, negación, misericordia, etc. Basta con estudiar la vida y obra de Jesucristo para aprender cómo debemos de vivir en este mundo ya que nos fue ejemplo en toda buena obra.

            CONCLUSIÓN.


La Biblia nos exhorta a imitar todo lo bueno, desechando toda obra mala, por ello debemos considerar las actitudes y buenos hábitos de todos aquellos hombres y mujeres que honraron a Dios y especialmente la actitud de nuestro Señor Jesucristo.

“Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”.
Hebreos 6:11-12


            Por tanto, sed imitadores de lo bueno.


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