Juan 1:19-28
INTRODUCCIÓN
Hasta
este momento el apóstol Juan inicia el relato de los acontecimientos
concernientes a la vida de Jesús, ya ha dejado claro en la mente de sus
lectores su divinidad a través de los versículos 1-18; pero ahora se dedicará a
recalcarlo por medio de los relatos más significativos de su vida y ministerio,
los cuales comienzan con el testimonio de Juan el Bautista delante de los
judíos. A partir de Juan 1:19 hasta Juan
2:11 encontramos el relato de los sucesos de una semana al principio del
ministerio público de Jesús. El primer día, Juan el Bautista testifico a los líderes
judíos (Juan 1:19-28). Al siguiente día (Juan 1:29), Juan volvió a dar testimonio
(Juan 1:29-34). El siguiente día otra vez (Juan 1:35), Juan testifico a dos de
sus discípulos que llegaron a ser discípulos de Jesús (Juan 1:35-42). El
siguiente día (Juan 1:43), se añadieron dos discípulos más a Jesús (Juan
1:43-51). Al tercer día (Juan 2:1), o sea, el tercero desde el último día mencionado
(por lo que no se menciona nada acerca del sexto día), Jesús llevo a sus
discípulos a las bodas en Caná.
Juan el Bautista |
EL ÉNFASIS DEL BAUTISTA NO ERA DAR TESTIMONIO DE SÍ MISMO
“Este es el testimonio
de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que
le preguntasen: ¿Tú, quién eres?
Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron:
¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No”.
Juan 1:19-21
En
los tiempos en los cuales este evangelio se escribió existía una secta que
había sobre exaltado a Juan el Bautista como otro medio por el cual llegar a
Dios, posiblemente aquellos discípulos que Pablo encontró en Éfeso eran miembros
de esta secta: “Aconteció
que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las
regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo:
¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera
hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis
bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con
bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que
vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron
bautizados en el nombre del Señor Jesús”, (Hechos 19:1-5); sin
embargo el apóstol utiliza el testimonio del mismo Bautista para desmentir esta
creencia. Los principales judíos de Jerusalén habían enviado a algunos
sacerdotes y levitas, expertos en las Escrituras a interrogar a Juan el
Bautista acerca de su persona.
La primera pregunta que tenían
para el Bautista es que si él era el Cristo, por ello dijeron: Yo no soy el Cristo,
luego le preguntaron si era Elías, ya que las Escrituras declaraban que antes
que el Mesías viniera Dios enviaría a este profeta: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes
que venga el día de Jehová, grande y terrible”, (Malaquías 4:5).
Ante esta pregunta respondió: No soy. Ellos volvieron a preguntarle si era el profeta, posiblemente aludiendo
a la profecía que Moisés les había dado: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos,
como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis”, (Deuteronomio 18:15), sin embargo el
respondió: No. Las
respuestas de Juan el Bautista son interesantes y nos enseñan al menos dos
cosas:
1. Estaba consiente que él solo era un mensajero del
Rey y no el Rey, por lo que quiere dejar claro que no es a él a quien la gente
debe acudir. Aunque Juan el Bautista ya había ganado muchos discípulos debido
al respaldo de Dios en su vida, su énfasis no era ganar seguidores para sí
mismo o incluso formar su propia religión, sino prepararlos para que siguieran
al verdadero Maestro.
2. Aunque él estaba consciente de su llamado y que en
su persona se cumplía la profecía de Malaquías 4:5, nunca se quiso hacer
galardonador de títulos ya que todo esto podía provocar una gran admiración
delante de su persona y quitar así la atención de Aquel que venía detrás de él.
Esto nos enseña que no importa cuán usado puede
llegar a ser un hombre o mujer en esta tierra por Dios, nuestra misión no es
ganar seguidores para nosotros mismo, ni para que nuestro nombre suene como el
más popular de este mundo, ni ser objeto de alabanza por las obras que Dios hace
a través de nosotros. Nuestro énfasis debe estar en presentar a Cristo como el centro de la vida y atraer a otros a sus pies.
EL TESTIMONIO DE JUAN DE SÍ MISMO
“Le dijeron: ¿Pues
quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti
mismo? Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino
del Señor, como dijo el profeta Isaías”.
Juan 1:22-23
Es
interesante ver la respuesta del Bautista ante la insistencia de los sacerdotes
y levitas al preguntarle: ¿Qué dices de ti mismo? Su respuesta bien planeada
en ningún momento lograba robar o disminuir la influencia de Aquel que venía
después de Él, sin embargo sin usar algún título para sí mismo acude a las
evidencias de su ministerio, sus obras las cuales daban testimonio de sí mismo
como profeta de Dios sobre el cual reposaba el espíritu de Elías. De éste Jesús dio testimonio: “Mas ¿qué salisteis
a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está
escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu
camino delante de ti”, (Lucas 7:26-27). Juan el Bautista estaba cumpliendo con la profecía
de Isaías que dice: “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová;
enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios”, (Isaías 40:3), por
tanto sus obras declaraban su verdadero ministerio. En los antiguos tiempos cuando
un rey quería visitar una ciudad se hacía necesario preparar los caminos
enderezándolos y haciéndolos transitables ya que la mayoría de veces estos se
encontraban en malas condiciones. De igual forma Juan el Bautista preparo el
camino para el gran Rey a través de la predicación del arrepentimiento y así
tener un corazón dispuesto a recibir la verdad de Cristo.
EL TESTIMONIO DE JUAN ACERCA DE JESÚS
“Y los que habían sido
enviados eran de los fariseos. Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues,
bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? Juan les respondió
diciendo: Yo bautizo con agua; más en medio de vosotros está uno a quien
vosotros no conocéis. Este es el que viene después de mí, el que es antes de
mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado. Estas cosas
sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando”.
Juan 1:24-28
El
texto nos aclara que los sacerdotes y levitas enviados por los judíos de
Jerusalén eran de la secta de los fariseos los cuales al no comprender el
ministerio de Juan el Bautista le preguntaron por qué bautizaba, si no era el
Cristo, ni Elías, ni el profeta que Moisés había profetizado; sin embargo, Juan
aprovecha para recalcar que venía otro más grande del cual él no era ni
siquiera digno de desatar la correa de su calzado, una tarea propia de los esclavos, a
tal punto que dijo: yo ni siquiera soy digno de ser su esclavo. Aunque Juan el Bautista comenzó
su ministerio ante que Jesús, anunciaba que la obra de éste último sería más
grande que la de él: Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí. Todos estos eventos ocurrieron
en Betábara, la cual se cree que era Betania (de acuerdo a los textos más
antiguos), no la Betania donde vivían Marta, María y Lázaro; sino otra Betania
que estaba al otro lado del Jordán.
Agradecida primeramente con Dios por está enseñanza, sencilla pero a vez profunda y clara.
ResponderBorrarBendiciones.
Esta enseñanza ha sido de bendición en mi vida espiritual.
agradecido a Dios y entender de forma didáctica la palabra.bendiciones
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