“Pero
¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo:
Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No quiero; pero
después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y
respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su
padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los
publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. Porque vino
a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y
las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después
para creerle”.
Mateo 21:28-32
INTRODUCCIÓN
Si
hay algo que Dios siempre ha deseado de parte de los seres humanos es que le
obedezcamos. Desde el huerto del Edén ha estado advirtiéndonos del peligro del
pecado y exhortándonos a seguir el camino correcto. En la actualidad cuántos de
nosotros puede decir que verdaderamente obedece a Dios. Lo único que Él desea
es que obedezcamos su palabra y en esta parábola se nos ilustra de una manera
muy particular este principio y las consecuencias de hacerlo o no.
El deseo de Dios: que le obedezcamos |
I. DOS HIJOS QUE DESCRIBEN LA NATURALEZA HUMANA.
“Pero
¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos…”
La
parábola nos enseña la condición en la cual se encuentra la naturaleza humana:
en plena rebeldía con Dios. Las actitudes de los dos hijos del padre
representan dos condiciones de la naturaleza humana de las cuales ninguna
agrada a Dios, pero que al final una termino haciendo la voluntad del Señor.
Veamos en qué consisten.
II. LOS QUE DICEN HONRAR A DIOS PERO NO LE OBEDECEN.
“Y
acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí,
señor, voy. Y no fue”.
La
primera actitud de veremos es la de aquel hijo cuyo padre le pidió que fuera a
trabajar a su viña y éste le respondió Sí, señor, voy. Y no fue. Esta actitud representa una manera
muy sutil de desobedecer, ya que no presenta oposición al inicio, al contrario,
dice que hará lo que se le pide, pero cuando se queda solo hace lo contrario.
Muchas
personas son como este hijo, que profesando creer en Dios y hasta son fieles
miembros de su religión, no cumplen la voluntad de Dios. Practican sus ritos religiosos,
tratan de ser generosos con la gente necesitada, son buenos en general; pero no
se han arrepentido de sus pecados. Un día podemos encontrarlos hablando de
hacer lo bueno y hasta lo llegan a practicar; pero al otro los vemos en sus
pecados. Dicen honrar a Dios y seguirle, pero cuando se les pide que renuncien
a sus pecados, no lo aceptan. Creen que sus buenas obras o religiosidad
cubrirán sus demás pecados, pero están equivocados:
Con
respecto a los sacrificios y ofrendas el Señor dice que esto no cubrirá sus
pecados si su corazón es rebelde:
“Y
Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en
que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que
los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros”.
1 Samuel 15:22
De
igual forma nuestras buenas obras jamás limpiaran todos nuestros pecados:
“Nos
salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el
Espíritu Santo”.
Tito 3:5
El
deseo de Dios es que le obedezcamos, quiere el 100% de nuestro corazón, no una
parte de él y esto nos lleva a considerar el otro hijo.
III. LOS QUE VIVEN EN REBELDÍA PUBLICA, PERO TERMINAN OBEDECIENDO A DIOS.
“…
y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.
Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue”.
Este es aquel hijo cuyo
padre le dijo que fuera a su viña a trabajar y le respondió que no; pero
después, arrepentido fue. El otro grupo de personas se identifican con este
tipo de hijo, aquellas que reconocen estar en el pecado y llevar una vida que
desagrada a Dios, pero cuando oyen la palabra de Dios, se arrepienten y
obedecen a su llamado.
La
realidad es que ninguna de las dos clases de seres humanos es buena delante de
Dios, ambas son pecadoras; sin embargo, esta última es la que alcanza la
salvación porque se arrepienten.
IV. UN LLAMADO DE DIOS A OBEDECER SU PALABRA.
“¿Cuál
de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les
dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de
vosotros al reino de Dios. Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y
no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros,
viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle”.
La
repuesta se hizo evidente incluso entre la misma audiencia de nuestro Señor
Jesús. Él les dijo a los fariseos y escribas que eran hombres que confiaban en
sus propias obras y religión que los publicanos y rameras iban delante de ellos
al reino de Dios. Esto fue un insulto muy grande para ellos. Estos se hacían
llamar hijos de Abrahán y alardeaban de sus ayunos, limosnas y oraciones, pero
solo eran un acto externo ya que por dentro sus corazones eran malos, no les
interesaba la misericordia, amor y
justicia, decían conocer la ley de Dios, pero no la obedecían. Contrario, los
publicanos y rameras eran considerados los peores pecadores de todos, pero al
escuchar la palabra de Dios y su invitación a arrepentirse de sus pecados,
estos acudieron a los brazos del Salvador.
Con
cual grupo nos identificamos, con aquellos que dicen ser buenos pero no le
obedecen; o con aquellos que saben que viven en pecado, pero al escuchar la
palabra de Dios obedecen y se arrepienten. Estos últimos alcanzan la salvación
de sus almas.
CONCLUSIÓN
Lo que Dios desea de nosotros es que seamos
obedientes a su llamado, que nos arrepintamos de nuestros pecados y vivamos de
acuerdo a su palabra.
“Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: si
oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones…”
Hebreos 3:7-8
gracias walter por tu reflexion
ResponderBorrarQuiero saber mas y mas sobre de este texto para asi llevar en practica porque aun no me rrindo quisas el diablo se equivoco, porque tengo un DIOS en medio de las aflicciones no me desamparara.
ResponderBorrardios te bendiga Nunca te rindas no importa nada mas mas que Dios
BorrarEs una bendición está palabra
ResponderBorrarDios le bendiga Walter.
ResponderBorrarDios les bendiga HNOS me ayudan mucho sus publicaciones dios les siga usando
ResponderBorrarMe encanta estudiar la Biblia con ustedes dios los bendiga gracias infinitas mis ojos son abiertos cada día con estos estudios
ResponderBorrarDios es el todopoderoso, por lo tanto lo escribimos con D mayúscula siempre... menos los otros dioses
BorrarEs una tragedia esta reflexión. Sólo me ayudó a ver cómo No se debe interpretar este pasaje, gracias
ResponderBorrarMuchas gracias por sus estudios, están acordes a las enseñanzas de la palabra y por ello regularmente los busco, ojalá y sigan publicando estas explicaciones que son de mucha edificación
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