“Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram. Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón. Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías. Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel. Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo. De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.”
Mateo 1:1-17
INTRODUCCIÓNMateo comienza su evangelio de una forma muy inusual, con una genealogía. Para muchos parece una lista muy aburrida que a lo mejor ni siquiera leen y deciden pasarla por alto, pero para los judíos no era así. Las palabras: Libro de la genealogía de Jesucristo literalmente significan el libro de generación de Jesucristo o el libro del origen de Jesucristo. La palabra genealogía proviene del griego génesis (γένεσις) que significa origen. Estas palabras nos recuerdan el libro de los comienzos, Génesis, donde se describe el origen de todas las cosas, la humanidad y del pueblo de Dios, y por ende Mateo pudiera estar sugiriendo el comienzo de una nueva dispensación. Por otro lado, quiere dejar claro el árbol genealógico de Jesucristo con el fin de refutar cualquier ataque al origen judío y mesiánico de Jesucristo ya que para su época existía una fuerte corriente religiosa proveniente de los judíos que negaban las credenciales mesiánicas de Jesús. Por esto, las genealogías eran muy importantes para los judíos del siglo primero ya que:
1. Demostraban
que una persona realmente era israelita.
2. Identificaba
la tribu a la cual pertenecía.
3. Calificaba
a ciertos judíos para los deberes religiosos como los levitas y su descendencia
real.
En
el Antiguo Testamento nos encontramos frecuentemente con listas de generaciones
de personas famosas (Génesis 5:1; Génesis
10:1; Génesis 11:10; Génesis 11:27), sin embargo, estas se volvieron
importantes después de la deportación de babilonia de todos los exiliados a
Jerusalén ya que si alguien no podía demostrar su descendencia judía quedaba
excluido de la ciudadanía judía. Por ejemplo, un sacerdote para poder ser
declarado como tal tenía que presentar su genealogía desde Aarón y si estaba
casado, su esposa tenía que tener registros de su descendencia de por lo menos
cinco generaciones. Esto podemos verlo en el libro de Esdras cuando los hijos de Habaía, los de Cos y los de Barzilai
fueron excluidos del sacerdocio y considerados contaminados porque buscaron su
registro genealógico pero no lo hallaron (Esdras 2:62). Los registros
genealógicos los guardaba el sanedrín. Este puede que nos parezca un pasaje sin
ninguna importancia, pero para un judío contiene un asunto de la máxima
importancia: el que la genealogía de Jesús se pudiera trazar hasta Abraham.
DIFERENCIA ENTRE LA GENEALOGÍA DE MATEO Y LUCAS
Hay algunas
diferencias entre las genealogías de Mateo y Lucas. Mateo comienza con Abraham
(el padre del pueblo judío), mientras que Lucas utiliza el orden contrario,
remontándose hasta Adán, para mostrar la relación de Jesús con la raza humana.
Desde Abraham hasta David las genealogías son casi iguales; pero desde David en
adelante son diferentes. Desde David hasta Salatiel, Lucas sigue la línea de
Natán, en lugar de seguir la línea dinástica de Salomón. Ambos vuelven a
encontrarse en los nombres de Salatiel y Zorobabel, pero se separan nuevamente
hasta encontrarse en el nombre de José, Mateo dice que el padre de José fue
Jacob, mientras que Lucas dice que el padre de José fue Elí. Desde el siglo II d.C. se ha tratado de dar
una explicación a estas discrepancias. Eusebio el historiador de la iglesia del
tercer siglo llego a explicarlo diciendo que la diferencia se debe al hecho de
un segundo padre que José tuvo, posiblemente por la muerte de su progenitor y
de acuerdo a la ley levítica de que el hermano menor tenía que redimir a la
viuda de su hermano para procrearle descendencia, Jacob fue el redentor de Elí.
Esto haría de José el “hijo de Elí” legalmente y el “hijo de Jacob”
biológicamente. Por lo tanto, tanto Mateo como Lucas están registrando la misma
genealogía (la de José), pero Lucas sigue el linaje legal mientras que Mateo
sigue el biológico. Por tanto, la explicación más probable que muchos
consideran es que Mateo sigue la genealogía de José, el padre legal de Jesús,
mientras que Lucas sigue la de María, su genealogía según su sangre.
¿CUATRO MUJERES EN LA GENEALOGÍA?
“Abraham
engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá
engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a
Esrom, y Esrom a Aram. Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y
Naasón a Salmón.
Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isa. Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías. Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel. Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo”.
Mateo
1:3-16
Cuatro
mujeres en la genealogía, ¿por qué? Mateo (a diferencia de Lucas 3:23-28) pone cuatro
mujeres en los eslabones de la cadena genealógica de Jesús: Tamar (v. 3), Rahab
(v 5a), Rut (v. 5b) y "la mujer de Urías" (v. 6b), o sea
Betsabé. Esto resulta muy inusual en la cultura judía por considerarse
esencialmente patriarcal, sin embargo, Mateo rompe este esquema introduciendo
estas cuatro mujeres en su genealogía. ¿Por qué motivo? Veamos algunas de
ellas. Algunos basados en la conclusión
de San Jerónimo lo explican desde el punto de vista de la gracia. Las cuatro
mujeres que aparecen aquí fueron pecadoras. En el caso de Rut provenía de un
pueblo pagano, Moab, enemigo de Dios, Tamar cometió el pecado de fornicar con
su suegro Judá vistiéndose como ramera en el camino, Rahab era una ramera en la
ciudad de Jericó y Betsabé cometió adulterio. Sin embargo, en el Antiguo
Testamento se deja ver la misericordia de Dios hacia los pecadores que se
arrepienten presentando a Rut como a una mujer virtuosa (Rut 1), a Tamar, el
mismo Judá reconoció: "Es más justa que yo" (Génesis 38,26), a Rahab se le presenta como una
heroína al esconder a los espías hebreos (Josué 2; 6) y sobre los sucesos de
Betsabé hay que notar que el pecado se hizo recaer más bien sobre David, que la
mandó raptar (2 Samuel 11:4; 12:1-14). Por tanto, Mateo al incluirlas quería
hacer notar la gracia infinita de Dios hacia los pecadores que se arrepienten. Para demostrar la universalidad del
evangelio, responden otros. Tamar y Rahab eran naturales de Canaán; Rut es
moabita; Betsabé, por el hecho de ser mujer de un hitita (Urías), puede que
fuera también de origen extranjero. Por eso Mateo incluiría a cuatro mujeres no
hebreas en la genealogía de Cristo, casi como un preludio para la salvación
universal que había venido a traer (Mateo 2:1-12; 8:11-12; 28:18-19). Un tercer motivo subraya el hecho de que
cada una de estas cuatro mujeres realizó hechos muy distinguidos para el
destino del pueblo de Israel. Tamar, fingiéndose prostituta, impidió que se
extinguiera la raza de Judá (Génesis 38), de la que tenía que surgir el Mesías
(Génesis 49,10). Por tanto, se comprende la profunda admiración que se le tributó
dentro del judaísmo. Rahab, al esconder a los espías de Josué y profesar su fe
en el Señor, favoreció la entrada de los israelitas en la tierra de Canaán (Josué
2) y fue considerada como un modelo de fe (Hebreos 11,31). Rut, a pesar de ser
natural de Moab siguió a su suegra a Israel y para suscitar descendencia a su
marido difunto, tal como prescribía la ley de Moisés, se casó con Booz, su
pariente próximo; engendrando así a Obed, abuelo de David (Rut 1-4). Betsabé,
con su intercesión ante David, obtuvo que Salomón (y no Adonías) se convirtiera
en heredero del trono (1 Reyes 1:11-40), según la profecía de Natán (2 Samuel 7:8-16;
12:24-25). El papel que representaron Tamar, Rahab, Rut y Betsabé es
ciertamente de primera fila. Pero, se objeta, ¿por qué el evangelista silencia
a las que fueron las "madres de Israel" por excelencia, como Sara,
Rebeca, Raquel, Lea...? Es una dificultad que tiene su peso específico. Al final del versículo 16 el nombre de
María aparece en el tercer grupo, con el contexto siguiente: "Y Jacob
engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús el llamado
Cristo".
DE ABRAHAM HASTA CRISTO
“Abraham
engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá
engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram. Aram
engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón.
Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isa. Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías. Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel. Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo”.
Mateo
1:3-16
Al estudiar
detenidamente la genealogía de Mateo podemos encontrar la ausencia de algunos
descendientes. Aminadab era suegro de Aarón (Éxodo 6:23) y transcurrió mucho
tiempo entre Fares y Aminadab, y también entre Aminadab y David. De igual manera, entre Rahab y David el autor
dio por conocidas muchas de las generaciones entre estos dos antepasados. Está
claro que la expresión “engendro”
significa “antepasado de”, ya que
entre Joram y Uzías hay varias generaciones.
Entre Joram y Uzías hay tres descendientes que Mateo omitió: Ocozías,
Joás y Amasías, así como también a Joacim el padre de Joaquín y Jeconías (1 Crónicas
3:16; 2 Reyes 24:6). Algunos atribuyen su exclusión al problema de una
maldición en la línea de David a través de Joaquín (llamado Conías en Jeremías
22:24-30 y Joaquín en 2 Reyes 24:9, según se esté usando la abreviatura del
nombre, o la traducción del griego o del hebreo).
“De dieciocho años era Joaquín
cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén tres meses. El nombre de su madre
fue Nehusta hija de Elnatán, de Jerusalén. E hizo lo malo ante los ojos de
Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho su padre. En aquel tiempo
subieron contra Jerusalén los siervos de Nabucodonosor rey de Babilonia, y la
ciudad fue sitiada. Vino también Nabucodonosor rey de Babilonia contra la
ciudad, cuando sus siervos la tenían sitiada. Entonces salió Joaquín rey de
Judá al rey de Babilonia, él y su madre, sus siervos, sus príncipes y sus
oficiales; y lo prendió el rey de Babilonia en el octavo año de su reinado”.
2 Reyes 24:8-12
Debido
a su maldad, Dios cortó su descendencia y por lo tanto ninguno de sus hijos se
sentaría en el trono de David.
“Vivo yo, dice Jehová, que, si
Conías hijo de Joacim rey de Judá fuera anillo en mi mano derecha, aun de allí
te arrancaría. Te entregaré en mano de los que buscan tu vida, y en mano de
aquellos cuya vista temes; sí, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y en
mano de los caldeos. Te haré llevar cautivo a ti y a tu madre que te dio a luz,
a tierra ajena en que no nacisteis; y allá moriréis”.
Jeremías 22:24-26
Puesto que se le prohibió a la
descendencia física de Joaquín, sentarse en el trono de David, Jesús no podía
ser Mesías y, a la vez, venir del linaje físico de éste a través de José. Sin
embargo, María venía del linaje físico de Natán, hijo de David (1 Crónicas
3:5). En vista a esto, Jesús podía ser físicamente del linaje de David a través
de María, pero legalmente ser hijo de David a través de José.
TRES GENERACIONES DE 14
“De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son
catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y
desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce”.
Mateo 1:17
Mateo
nos deja muy claro que esta genealogía está dividida en tres grupos de catorce:
De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce;
desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a
Babilonia hasta Cristo, catorce lo cual algunos han llegado a sugerir que se
debe a un método mnemotécnico que les ayudaba a memorizar más fácilmente las
genealogías. Otros han llegado a ver en este arreglo numérico de 3 x 14 un
simbolismo. En primer lugar tenemos el 3, el número que se relaciona con la
trinidad divina el cual está asociado con el
nombre de David el cual al escribirlo en hebreo en sus tres consonantes
su sumatoria es equivalente a 14 (DVD = 4+6+4). Aparte de esto, relacionan el
número 14 con el 7 considerándolo el doble de 14 (2 x 7=14), siendo el 7 el
número de la perfección. Algunos exegetas relacionan este análisis numérico
afirmando que el apóstol Mateo quería dar una prueba de que Jesús era tres
veces por excelencia el Mesías davídico divino; sin embargo, esto no puede
comprobarse en la tradición judía ni el autor lo resalta como tal. En la primera sección de 14 se
nos relata la genealogía de Abraham hasta David, mostrándonos la etapa de las
promesas divinas de entregarles una tierra de bendición y erigir un reino
permanente. La segunda sección va desde David hasta la deportación a Babilonia,
mostrándonos la decadencia en la cual el pueblo cayó por causa de su pecado que
los arrastro a una terrible calamidad. Finalmente, muestra la genealogía desde
la deportación a Babilonia hasta Cristo, donde un pueblo arrepentido se vuelve
de su pecado en busca de restaurar su reino hasta el nacimiento del Mesías que
habría de darles la salvación completa. Según William Barclay, estas tres
secciones representan tres etapas de la historia espiritual de la humanidad.
El
hombre fue creado para la grandeza. “Y creó Dios al hombre a Su imagen, a imagen de Dios lo creó” (Génesis
1:27). Dios dijo “Hagamos
al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza” (Génesis 1:26).
Adán, el primer hombre, fue creado a imagen de Dios. El sueño de Dios para el
hombre era un sueño de grandeza. El hombre estaba diseñado para la comunión con
Dios. Fue creado para nada menos que vivir en intimidad con Dios.
El
hombre perdió su grandeza. En vez de ser
siervo de Dios, se convirtió en esclavo del pecado. Como dijo G. K. Chesterton:
“Entre otras
cosas tal vez, lo que es seguro es que el hombre no es lo que se supuso que
fuera”. Usó su libre
albedrío para desafiar y desobedecer a Dios más bien que para entrar en una
relación de amistad y comunión con Él. Culpablemente frustró el designio y el
plan de Dios en su creación.
El hombre puede recuperar su grandeza. Aun
entonces, Dios no abandonó al hombre a su destino frustrado, Dios no permitió
que el hombre fuera destruido por su propia necedad. No dejó que la historia
acabara en tragedia. A este mundo Dios mandó a Su Hijo Jesucristo para que
rescatara al hombre de la ciénaga del pecado en que se había perdido, y le
liberara de las cadenas del pecado.
Es así como el apóstol Mateo nos muestra
en su genealogía la historia de la humanidad, su grandeza original al ser
creada perfecta para Dios, su ruina al pecar en contra de su Creador y el plan
de Dios para que recupere su grandeza perdida a través de la persona de
Jesucristo.
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excelente muchas gracias. Dios les bendiga
ResponderBorrarRealmente muy fundamentado biblicamente que nuestro Señor Jesús siga usándolos como instrumento de sabiduría en la palabra de Dios
ResponderBorrarAmén