“¿No tenemos todos un solo Padre? ¿No nos creó un solo Dios? ¿Por qué, pues, profanamos el pacto de nuestros antepasados al traicionarnos los unos a los otros? Judá ha sido traicionado. En Israel y en Jerusalén se ha cometido algo detestable: Al casarse Judá con la hija de un dios extraño, ha profanado el santuario que el Señor ama. En cuanto al hombre que haga eso, quienquiera que sea, que el Señor Todopoderoso lo excluya de los campamentos de Jacob, aun cuando le lleve ofrendas. Otra cosa que ustedes hacen es inundar de lágrimas el altar del Señor; lloran y se lamentan porque él ya no presta atención a sus ofrendas ni acepta de sus manos con agrado. Y todavía preguntan por qué. Pues porque el Señor actúa como testigo entre ti y la esposa de tu pacto. ¿Acaso no hizo el Señor un solo ser, que es cuerpo y espíritu? Y ¿Por qué es uno solo? Porque busca descendencia dada por Dios. Así que cuídense ustedes en su propio espíritu, y no traicionen a la esposa de su juventud. Yo aborrezco el divorcio –Dice el Señor, Dios de Israel -, y al que cubre de violencia sus vestiduras, dice el Señor Todopoderoso. Así que cuídense en su espíritu, y no sean traicioneros. Ustedes han cansado al Señor con sus palabras. Y encima preguntan: ¿En qué lo hemos cansado? En que dicen: Todo el que hace lo malo agrada al Señor, y él se complace con ellos, y murmuran: ¿Dónde está el Dios de justicia?”.
Malaquías 2:10-17
INTRODUCCIÓN
Al
llegar a la mitad del capítulo 2, Malaquías se pasa hoy a amonestar al pueblo
por sus pecados. La frialdad espiritual de Israel estaba acompañada por otros
pecados que se habían arraigado entre ellos pero que el Señor desaprueba. En
esta sección el profeta los amonesta acerca de cuatro conductas desagradables
para Dios: tratos engañosos, matrimonios con incrédulos, divorcios y su
cinismo.
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Los pecados del pueblo |
TRATOS ENGAÑOSOS
“¿No
tenemos todos un solo Padre? ¿No nos creó un solo Dios? ¿Por qué, pues,
profanamos el pacto de nuestros antepasados al traicionarnos los unos a los
otros?”
Malaquías
2:10
Considerando
el hecho de que todos los israelitas tenían un antepasado común, Adán según su
origen y Abraham según los lazos consanguíneos, que estaban vinculados a un
pacto: “Si
ahora ustedes me son del todo obedientes, y cumplen mi pacto, serán mi
propiedad exclusiva entre todas las naciones”,
(Éxodo 19:5), y que Dios podía ser considerado como un Padre para ellos, el
Señor les pregunta: ¿Por qué, pues, profanamos el pacto de nuestros antepasados al
traicionarnos los unos a los otros? La profanación al
pacto divino radicaba en la forma de
cómo trataban a sus hermanos: con extrema deslealtad y fraude. La palabra que se traduce como
traicionar proviene del hebreo bagad (גַד) la
cual se empleaba para referirse a tratos engañosos que se realizaban entre las
personas lo cual Dios desaprobaba completamente ya que Él ama la verdad y no
puede regocijarse en el fraude: “He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has
hecho comprender sabiduría”, (Salmo 51:6). Los engaños
en uno de los pecados más comunes incluso dentro del pueblo cristiano ya que
generalmente no llegamos a comprender lo terrible que este pecado es delante de
Dios. Podemos cometer este pecado cuando mentimos en nuestros negocios al no
vender la pesa exacta, o cuando tergiversamos la información en nuestra empresa
para vernos bien o sacar algún provecho o cuando engañamos a una persona para
que no se entere de algo que estamos encubriendo. Todos debemos vivir como
hijos de luz, en verdad como Él es Verdad.
YUGO DESIGUAL
“Judá
ha sido traicionero. En Israel y en Jerusalén se ha cometido algo detestable: Al casarse Judá con la hija
de un dios extraño, ha profanado el santuario que el Señor ama. En cuanto al
hombre que haga eso, quienquiera que sea, que el Señor Todopoderoso lo excluya
de los campamentos de Jacob, aun cuando le lleve ofrendas”.
Malaquías 2:11-12
Cuando Dios sacó al pueblo de Egipto, y estableció un pacto con ellos en el
desierto, una parte del compromiso del pueblo de Israel era no casarse con
personas de otras naciones. ¿Cuál era la razón detrás de esta ley? Dios pidió
esto, no por ser racista, sino por razones espirituales. El término
detestable se traduce del hebreo toebá (וֹעֵבָה) la cual es una palabra fuerte que indica asco estomacal. El
pueblo había hecho algo tan horrible que la impresión podía enfermar del estómago
a alguien; y eso era la unión en yugo desigual. En el reclamo que Dios hace a
Israel por unirse en yugo desigual, encontramos varios principios que explican
la prohibición de tal pecado.
Rompe la Unidad del Pueblo de Dios
El pueblo de Dios es unido, porque tiene un mismo Padre y un mismo
Dios. Por lo tanto, Dios espera que su pueblo reconozca esta unidad, y viva en
forma consecuente con ello. Casándose
con personas de otras naciones rompe la unidad del pueblo de Dios, y atenta
contra el propósito de Dios de elegir a Israel ya que la mezcla de culturas
contamina su vida con costumbres paganas y los impulsaba a adorar doioses
extraños. De igual forma la unión de un cristiano con un incrédulo hace
imposible la comunión con Dios, ya que mientras uno quiere consagrarse al
Señor, el otro desea las cosas del mundo, y por ello Pablo dijo:
“No formen yunta con los
incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede
tener la luz con la oscuridad? ¿Qué armonía Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en
común el creyente con un incrédulo? ¿En qué concuerdan el templo de Dios y los
ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Cómo él ha dicho:
Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi
pueblo. Por tanto, el Señor añade: Salgan de en medio de ellos y apártense. No
toquen nada impuro, y yo los recibiré. Yo seré un padre para ustedes, y ustedes
serán mis hijos y mis hijas, dice el Señor Todopoderoso”.
2 Corintios 6:14-18
Profana el Pacto con Dios
Al salir de Egipto, el pueblo de Israel entró en un pacto con
Dios. Una de las cláusulas era no contraer matrimonio con incrédulo. Al hacerlo, estaban rompiendo el pacto; es
decir, estaban yendo en contra de una promesa hecha a Dios.
Ofende Profundamente a Dios
“Judá
ha sido traicionero. En
Israel y en Jerusalén se ha
cometido algo detestable: Al
casarse Judá con la hija de un dios extraño, ha profanado el
santuario que el Señor ama”.
Malaquías 2:11
Las expresiones traicionero, detestable y
profanado describen el gran disgusto que el Señor sentía por el hecho que
los israelitas se estaban uniendo en matrimonio con naciones paganas a tal
punto que habían profanado el mismo santuario de que Dios tanto amaba. ¡Esto es
lo que el yugo desigual causa a Dios!
DESLEALTAD A LAS ESPOSAS Y DIVORCIOS
“Otra cosa que ustedes hacen
es inundar de lágrimas el altar del Señor; lloran y se lamentan porque él ya no
presta atención a sus ofrendas ni acepta de sus manos con agrado. Y todavía preguntan por qué. Pues porque el Señor actúa como testigo entre ti y la esposa de tu
pacto. ¿Acaso no hizo el Señor un solo ser, que es cuerpo y espíritu? Y ¿Por
qué es uno solo? Porque busca descendencia dada por Dios. Así que cuídense
ustedes en su propio espíritu, y no traicionen a la esposa de su juventud. Yo
aborrezco el divorcio –Dice el Señor, Dios de Israel -, y al que cubre de violencia sus vestiduras, dice el Señor
Todopoderoso. Así que cuídense en su espíritu, y no sean traicioneros”.
Malaquías 2:13-16
Dios
inicia un nuevo reclamo al pueblo de Israel, ellos se preguntaban por qué el
Señor no aceptaba con agrado sus ofrendas que presentaban y hasta inundaban su
altar con lágrimas y quejidos. El Señor les responde: “Y todavía preguntan por qué”. La razón del disgusto del Señor es obvia: “Pues porque el Señor actúa
como testigo entre ti y la esposa de tu pacto”. Posiblemente el pueblo de Israel no solo se
estaba casando con mujeres de otras nacionalidades, sino también estaban
traicionando a su propia esposa dándole carta de divorcio para poder consumar
el otro matrimonio.
“¿Acaso no hizo el Señor un solo ser, que es cuerpo y espíritu? Y ¿Por qué es uno solo? Porque busca
descendencia dada por Dios. Así que cuídense ustedes en su propio espíritu, y no traicionen a la esposa de su juventud. Yo aborrezco el divorcio –Dice el Señor, Dios de
Israel -, y al que cubre de violencia
sus vestiduras, dice el Señor Todopoderoso. Así que cuídense en su espíritu, y no sean traicioneros”.
Malaquías 15-16
Mientras más aumenta el
porcentaje de divorcios en una nación, más mira Dios la situación como un
escándalo nacional. Ese parece ser el sentido de las palabras de Malaquías con
respecto al divorcio. Aparentemente, en Judá después del cautiverio, una cantidad
considerable de esposos estaba portándose deslealmente al divorciarse de sus
mujeres. Esta traición involucra una retractación de sus votos matrimoniales,
pero también representaba una traición para el Señor. En el Nuevo Testamento este
sigue siendo un tema controversial ya que lamentablemente la tasa de divorcio
ha crecido no solo entre los incrédulos, sino entre la iglesia incluyendo sus
ministros. Nuestro Señor Jesús toco este tema durante su ministerio:
“Algunos fariseos se le
acercaron y, para ponerlo a prueba, le preguntaron: ¿Está permitido que un
hombre se divorcie de su esposa por cualquier motivo? ¿No han leído ̶ replico Jesús ̶ que
en el principio el Creador los hizo hombre y mujer, y dijo: Por eso dejará el
hombre a su padre y madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un
solo cuerpo? Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha
unido, que no lo separe el hombre. Le replicaron: ¿Por qué, entonces, mando
Moisés que un hombre le diera a su esposa certificado de divorcio y la
despidiera? Moisés les permitió divorciarse de su esposa por lo obstinados que
son ̶ respondió Jesús ̶. Pero no fue así
desde el principio. Les digo que, excepto en caso de infidelidad conyugal, el
que se divorcia de su esposa, y se casa con otra, comete adulterio”.
Mateo 19:3-9
El plan original de Dios es que
lo que Él ha unido nada lo separe, en ningún momento el alentaría el divorcio,
sin embargo, muchos ven una excepción en este versículo, único en toda la
Biblia, donde dice: Les
digo que, excepto en caso de infidelidad conyugal, el que se divorcia de
su esposa, y se casa con otra, comete adulterio.
Esto no significa que debemos tomar este versículo como una salida para los
problemas matrimoniales, el deseo de Dios es que luchemos por preservar nuestro
matrimonio. Malaquías habló claramente acerca de la actitud de Dios hacia el
divorcio. El profeta advirtió claramente: cuídense en su espíritu. Una actitud ligera
hacia el divorcio era un síntoma del problema en la actitud del corazón de la
persona hacia el Señor.
EL CINISMO DEL PUEBLO
“Ustedes han cansado al Señor
con sus palabras. Y encima preguntan: ¿En qué lo hemos cansado? En que dicen:
Todo el que hace lo malo agrada al Señor, y él se complace con ellos, y
murmuran: ¿Dónde está el Dios de justicia?”.
Malaquías 2:17
Llegamos al final del capítulo 2
y cierra la sección de los pecados del pueblo con otra pregunta que ellos
hacían y que no era más que un retrato de su indiferencia espiritual: ¿En qué lo hemos cansado? Dios está cansado
de la gente que, en lugar de someterse a Él, discute en contra de su voluntad
justificando su actitud pecaminosa con su errada conclusión: Todo el que hace lo malo
agrada al Señor, y él se complace con ellos. Esta
era una manera hablar en contra de Dios expresando su disgusto al no ver las
respuestas que tanto estaban esperando: la restauración del reino de Israel
Ellos decían: Es mejor ser malo ya que
nadie saca provecho de ser justo y a los impíos les va mejor. Ante las
injusticias de la vida decían de manera sarcástica: ¿Dónde está el Dios de justicia? Cuando
llegue la justicia, lamentarán haber hecho ese tipo de planteamientos.
Gracias , muy edificante
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